Esta victoria del Partido Socialista refleja con exactitud los sentimientos que la sociedad española venía expresando durante los últimos quince meses. Los españoles repudiaban demasiado los abusos del Gobierno de Aznar en la legislatura de la mayoría absoluta y han esperado al momento de la verdad, que es el día de las elecciones, para convertirlos en realidad política aquellos sentimientos. Aunque también hay que decir que la campaña electoral del PSOE ha sido modélica, lo mismo que el comportamiento y el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero. Todos los insultos, todas las descalificaciones, todas las mentiras, todas las arbitrariedades, todas las utilizaciones aberrantes de la mayoría absoluta no podían desembocar en otra cosa distinta que en su derrota. Rajoy se va al garete con toda su prepotencia, mientras que Zapatero obtiene la confianza del pueblo, que ha visto en él lo que yo les contaba en tantas columnas que a muchos parecían arbitristas. Por cierto, que no tendrá ningún problema para gobernar, pues le sobran las ofertas de apoyo, e incluso podría gobernar sin coaliciones, solamente con apoyos parlamentarios.

*Periodista