Tras un año de aparente desconcierto, marcado más por los desencuentros políticos que por los puntos de coincidencia, parece que el Ayuntamiento de Zaragoza echa a andar. Y el protagonismo del impulso corresponde al alcalde, Juan Alberto Belloch. Aparentemente superados los roces con su propio grupo, articulada al fin la distribución de poderes con Antonio Gaspar y demás concejales de CHA, y clarificado el panorama entre gobierno y oposición, tras el pase claro y nítido a ésta de Manuel Lorenzo y Arcega, el PP de Atarés ya no se encuentra solo en los escaños del desgobierno, y todos pueden y deben ejercer de una vez su papel a tenor del rol que los ciudadanos les hemos encomendado. La apuesta decidida del alcalde por el metro, que no el tranvía, quiere decir que hay un ánimo de gobernar, de hacer cosas de una vez. Y gobernar es elegir, y elegir es rechazar, y ello implica descartar todas las alternativas posibles, hasta dejar sólo una de ellas, que se hace preciso acometer de inmediato. Con decisiones así, la Expo será a mayor abundamiento, si se da; y los ciudadanos podemos tener la tranquilidad de que los intereses públicos están siendo administrados.

*Abogado