El primer fin de semana de fútbol tras la muerte de un seguidor del Deportivo ha dado muestras de que los dirigentes deportivos parecen esta vez dispuestos a atajar el rebrote de la violencia en los estadios. Solo cabe que aplaudir la rápida respuesta de la Liga de Fútbol Profesional con las denuncias que presentará ante el Comité de Competición a raíz de los insultos a Messi en el Bernabéu durante el Madrid-Celta del sábado o por otras ofensas al Atlético en el Rayo-Sevilla del domingo. La LFP actuará de oficio, aunque hubiera sido lógico que los árbitros hubieran anotado en el acta estas circunstancias reprobables. De igual manera, resulta positivo la actitud del Real Madrid en expedientar a 17 de sus seguidores tras esa denuncia de la LFP. Ayer mismo, el entrenador Carlo Ancelotti recordó que "el insulto también es violencia". La valoración contrastó con la que hizo el día anterior el técnico azulgrana Luis Enrique al decir: "Si en los campos empezamos a echar a los que insulten, nos vamos a quedar solos". Porque la gravedad del asunto exige mano férrea y ningún titubeo.