Los datos que revela el estudio realizado por el IAM sobre la violencia machista en las mujeres mayores de 65 años son descorazonadores. Que solo un 2,7% de las que la sufren sepan identificarla y que entre ellas perdure también el sentimiento de culpa a la hora de tratarlo con los hijos, es un indicio de cómo estaba interiorizado el sometimiento al varón en la sociedad de los años 40 y 50 del pasado siglo. Más en el mundo rural. El estudio, pionero, ha hecho aflorar la situación de una violencia no visibilizada que debe llevar a la reflexión y a la revisión de los protocolos de valoración del riesgo. Pero también a desarrollar estrategias con unas víctimas a las que les resulta más difícil escapar de estas relaciones.