Lo de ganar menos que un maestro es ya, por fortuna, historia, pues este colectivo ha visto cómo, poco a poco, se reconocían sus méritos. Pero otros profesionales, relacionados con el arte, la cultura y las letras, lo tienen todavía crudo... sobre todo, quienes pretenden hacer de la palabra escrita un medio digno de vida. Y, especialmente, poetas y escritores, que cultivan el lenguaje como los agricultores la tierra. Todos ellos ven cómo, en el mejor de los casos, son otros quienes obtienen la mayor renta de la cosecha; sin contar con las granizadas, las sequías, las inundaciones o los caprichos del mercado, que todo eso ya lo han asumido... por amor al arte.

Se ha celebrado el Día de las Letras Aragonesas y un poco de luz, de la esperanza que encendió la voz de Marcelino Iglesias, ilumina un difícil futuro, aún por construir. De momento y gracias a la Asociación Aragonesa de Escritores, en el inhóspito camino del creador en soledad se escucha algo más que palabras de aliento: la solidaridad de los compañeros para lograr unidos el derecho a la recompensa económica que todo trabajo debe generar.

*Escritora