A veces caigo en canales que no me apetece frecuentar, como Tele 5, y me topo con sorpresas emocionantes. Como ver al actor Carlos Iglesias que acude a Sálvame, dado que actúa en B&b, que es una producción de la cadena. Pero lo deslumbrante es el recorrido por su infancia, cuando de la mano de sus padres tuvo que desplazarse a Suiza. Fue emigrante, vamos. De ese periplo nació esa insólita película que dirigió Un franco, catorce pesetas, todavía un ejercicio fuera de moda en las carteleras españolas. Por cierto, Carlos relató que está a punto de estrenar la segunda parte.

Lo emocionante fue escuchar que cuando este joven llegó a Madrid, de vuelta de la emigración, se dio de bruces con unos chicos que al ver unos perros enlazados por el sexo, los mataron a bastonazos. "Quise volverme otra vez a Suiza", contó al borde del llanto este hombre que tanto nos ha hecho reír.

Era la España de alpargatas y moscas. Carlos Iglesias se quedó para gozo de tantos admiradores. Necesitamos la voz de estos cómicos que saben más por cómicos que por viejos. También José Sacristán nos relata su desasosiego en La Sexta Noche, en un relato que parece un monólogo extraído de aquella añorada El viaje a ninguna parte. No hemos avanzado nada, asegura. "Y lo peor es que ahora nos sentimos derrotados, sin futuro". Claro, pasamos de la miseria a cierto desahogo cuando murió Franco, pero ahora nos hemos quedado sin pie en el río. Alguien con poder debería escuchar las voces de los sabios.