La semana pasada se aprobó, en la Comisión de Cultura y Participación del Ayuntamiento de Zaragoza, la adjudicación de un contrato para la formación del voluntariado municipal.

Esta adjudicación deja fuera a la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado, una plataforma que agrupa a 89 oenegés y que desde hace 20 años ha formado a más de 3.400 voluntarios/as que atienden a colectivos en riesgo de exclusión a través de más de 200 oenegés de Zaragoza, gracias a un convenio de colaboración con este consistorio.

Más allá de esta nueva fórmula administrativa para gestionar la formación del voluntariado, que pasa de convenio a contrato, el cambio supone que se deja de formar a los voluntarios/as de las entidades del tercer sector en la ciudad para capacitar exclusivamente al voluntariado del Ayuntamiento de Zaragoza. Es decir, se deja sin formación a aquellos ciudadanos comprometidos en el apoyo a colectivos desfavorecidos, con una participación semanal y continua en entidades sin ánimo de lucro, para formar sólo al voluntariado municipal, que se desarrolla principalmente en actividades puntuales y vinculadas, en muchos casos, a grandes eventos o jornadas específicas.

Dice Javier Rodrigo , concejal de esta área, que la formación que se daba era «deficiente» en cuanto a que no atendía las necesidades de los voluntarios/as municipales; pero era su propia oficina la que año tras año daba el visto bueno al borrador de la oferta formativa, que nacía de las necesidades reales de las organizaciones de voluntariado de la ciudad, y tenía la posibilidad de incorporar aquellos cursos que considerase. Además, el contenido del pliego del contrato para el año 2020 coincide con el temario de muchos de los talleres impartidos por la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado en los años anteriores.

Durante los 20 años de vigencia del convenio para la formación de voluntariado se han desarrollado 236 acciones formativas (138 de ellas en formación específica en habilidades y competencias para la acción voluntaria), para personas voluntarias, responsables de la gestión de voluntariado de las entidades, y para personas interesadas en iniciarse en el mundo del voluntariado en la ciudad.

Gracias a este acuerdo de colaboración, el ayuntamiento daba respuesta al apoyo y el respaldo a la sociedad civil organizada de la ciudad, que se recoge en distintas normas del sector en las que se define el papel de las administraciones públicas. De este modo, en la Ley de Voluntariado de Aragón se dicta que las relaciones entre administraciones y entidades deben basarse en los principios de cooperación, complementariedad y participación, y en el propio Reglamento de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Zaragoza se incluye que «a través del Área de Participación Ciudadana, fomentará el asociacionismo y el voluntariado en entidades que tengan fines estatutarios de interés social, y promoverá las condiciones para el fortalecimiento de la sociedad civil organizada de la ciudad».

Con esta decisión, el voluntariado y las entidades sociales perdemos formación y, en definitiva, perdemos todos los ciudadanos en nuestro derecho a una participación organizada y capacitada. H