Volvemos a encarar las cuartas elecciones en pocos años con un cansancio latente en el electorado. Eso sí, votar no es una opción, es una obligación. No hay excusas que valgan.

Sin embargo, teniendo en cuenta la cifra de hasta un 20% de indecisos y la alta abstención que se estima, el escenario electoral se divisa con nubarrones. La única certeza que tenemos es que ningún ciudadano podrá tolerar que haya una tercera repetición electoral. La ciudadanía no lo entendería. El hastío sería tal que nadie será capaz de aventurar el resultado final.

Si en esta repetición electoral, a tenor de las encuestas que auspician a Vox como tercera fuerza, se hace palpable que es la bilis la que decide el voto más que la razón. Aún será más evidente en otra repetición electoral. La responsabilidad de la política por el acuerdo debe ser inminente. Solo ellos tienen la llave.

Aunque me temo que está lejos de aparecer el sentido de la responsabilidad. Los candidatos han sacado a relucir, en los últimos días de campaña, la fórmula mágica del desbloqueo para tapar su futuro desacuerdo: el voto útil. De esta manera comienzan a descargar la culpa en el votante después de las elecciones.

El voto útil siempre ha sido una suerte de culpabilidad expresada por los líderes políticos de lo que ellos han sido incapaces de conseguir.

El mensaje del cierre de campaña no deja lugar a dudas: concentrad el voto en la fuerza mayoritaria de los dos bloques ---derecha e izquierda-- para poder salir del atolladero político.

La apelación al voto útil, impulsado por los gurús electorales, hace que inmediatamente los votantes huelan el miedo. Es algo casi matemático. La petición del voto útil es el último aliento de la cobardía llamando a tu puerta antes del domingo electoral.

El reclamo del voto útil retrata a quien lo propone. Tanto Eloy Suárez desde el PP para contrarrestar el fuerte impulso en las encuestas de Vox como desde el PSOE zaragozano con Pau Marí-Klose sembrando una clara futilidad hacía Más País/Chunta.

El voto útil demuestra debilidad política. Y siembra una responsabilidad en el votante que no es propia de él.

Si hay exvotantes del PP o del PSOE que se han ido a otros partidos durante los últimos años es porque no quieren volver a sentirse defraudados. Y splo serán capaces de volver al regazo del bipartidismo si les convencen sus propuestas. Nunca por el voto útil, ¿o es qué hay un voto inútil?