Los partidos soberanistas de la cada vez más provinciana Cataluña se han apresurado a presentar el resultado de las urnas autonómicas del pasado domingo como «un hito histórico». Apresurándose asimismo a proclamar que los apoyos al secesionismo han crecido más que nunca, y que, por lo tanto, según su análisis, el pueblo catalán se ha pronunciado a favor de la independencia, expresándose con una clara voluntad en ese sentido o dirección. Nada más falso o alejado de la realidad.

No apelemos, para comprobarlo, tan solo a las palabras. Armémonos también, sobre todo, con los votos, con los números y porcentajes oficiales de la última votación. A fin de contextualizar correctamente los resultados del pasado domingo 14 de febrero, partamos de la población total de esta comunidad autónoma. Cataluña cuenta en la actualidad con 7.722.203 habitantes.

De estos más de siete millones y medio de habitantes, cerca de cinco millones y medio, concretamente 5.369.002, es decir, aquellos que por edad y residencia integran su censo electoral, estaban convocados a votar el 14 -F. Sin embargo, poco más de la mitad hizo uso de su básico derecho del sufragio universal. Por las razones que fueran, tan solo votó un 53, 6% del censo.

Al cierre de los colegios electorales en las cuatro provincias catalanas, las urnas habían recogido 2.867.401 papeletas. De las cuales, 1.435.867 (una cuarta parte del censo electoral) fueron a parar a tres de los partidos que se consideran netamente independentistas: ERC, Junts y PdeCat. Entre los cuales, sin embargo, pese a su aparente unidad, no existe la menor alianza ni pacto alguno de futuro gobierno. Dándose, además, la circunstancia de que ninguno de esos tres partidos ha ganado las elecciones autonómicas.

Quedaron todos por detrás del Partido Socialista de Cataluña, en segundo, tercero y noveno lugar, respectivamente. Las elecciones las ganó claramente Salvador Illa, del PSC. Candidato contrario a la independencia, en quien una mayoría de catalanes confió para dirigir la Generalitat.

¿Con una población de casi ocho millones, apenas un millón y medio de votos autorizarían a la proclamación de la republiqueta? Uno, siendo de letras, diría que no. Desmontar los sofismas y soflamas de Junqueras y Puigdemont no es tan difícil...