Como se preveía, la DGA ha subido hasta un quince por ciento los módulos de las viviendas protegidas en Zaragoza capital (en el resto de la comunidad permanecen en sus valores anteriores). Es una concesión a la lógica que impone el coste del suelo y las consiguientes demandas de los promotores. Se cree que gracias a esta medida la vivienda protegida se verá potenciada. Sin embargo es dudoso que su construcción exceda los cupos impuestos en los diversos convenios urbanísticos o las actuaciones institucionales sobre solares públicos.

Miles de personas se están inscribiendo en las listas para solicitar una VPO. Durante ocho años, el PP redujo al mínimo su construcción. Los motivos resultan obvios: un piso libre , aunque de similares características que uno protegido , se pone en el mercado a más del doble de su precio; no cabe mejor combustible para la especulación del suelo. Pero la VPO debe volver en forma masiva. Esa es la intención de las actuales administraciones locales y autonómicas y del nuevo Gobierno central. En tal escenario, el aumento de los módulos sólo es aceptable si sirve para hacer de las viviendas de protección oficial lo que siempre fueron: la casa media de las clases medias.