Choca mucho la diferente vara de medir que tiene el PP a la hora de pedir responsabilidades por las presuntas irregularidades de algunos de sus miembros. Mientras que en Aragón, Luisa Fernanda Rudi fuerza la dimisión del diputado por Teruel Carlos Muñoz, tras haberse comprobado que realizó unos 14 viajes privados a Tenerife para ir a ver a su novia con cargo al presupuesto del Congreso, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, muestra su apoyo a José Antonio Monago, presidente de Extremadura, que efectuó una treintena de viajes también a Tenerife con cargo al Senado --en esa época era senador-- y precisamente para visitar a la misma mujer, Olga María Henao,, en épocas diferentes.

Es más, Monago, que afirmó que había pagado sus viajes privados de su bolsillo, se limitó ayer a anunciar que pedirá al Senado una lista de los citados viajes para devolver hasta el último céntimo. Pero el tema no es ya la devolución del dinero, que por supuesto hay que exigir que lo haga, el problema es que sus señorías tienen carta blanca para viajar a costa del erario público sin tener que justificar los motivos del viaje.

Esta práctica no es un tema que haya surgido ahora, es de toda la vida --también de cuando Rudi era la presidenta del Congreso-- y nunca se ha intentado controlar el gasto que se eleva a muchos millones de euros al año. Siempre se ha confiado, dicen ahora desde las Cámaras, de la buena fe de sus señorías. Pero la época de crisis es posible que haya animado a más de uno, de dos y de tres a facturar sus viajes privados a las citadas instituciones. Es urgente acabar con la opacidad que mantienen las Cortes en estos gastos.

Entre pasillos se asegura que el que hayan salido ahora estas informaciones corresponde a vendettas internas del propio PP que le tenían ganas a Monago por querer erigirse de adalid de la regeneración y contra la corrupción y que Carlos Muñoz simplemente es el chivo expiatorio que han utilizado para forzar su dimisión como presidente extremeño. Sea la causa que sea y partiendo de que este asunto en concreto es el chocolate del loro, lo cierto es que muchos de nuestros políticos se han acostumbrado a utilizar los medios públicos para beneficio propio y eso se tiene que acabar.

El Gobierno tiene que tomar medidas ya, las instituciones públicas deben de poner luz y taquígrafos en todos sus gastos y los políticos deben de saber que si cogen un solo céntimo para beneficio privado de la caja de todos serán castigados con severidad por los tribunales.