El mes de septiembre es para los escolares el de la vuelta al cole, una vez acabadas las vacaciones del verano. Aunque, en realidad, en estas fechas todos estamos de vuelta en la imaginaria línea de salida de una nueva otoñal estación, reconfortados con renovadas fuerzas y anhelos para el resto del año.

La propia semántica del verbo -volver- nos remite a la imagen del trisquel, la espiral que, en muchos pueblos de la Antigüedad, fue el símbolo con el que se identificó el carácter cíclico e infinito de la vida. Y no se trata de darle más vueltas al asunto, pero lo cierto es que la Tierra la da sobre sí misma una vez al día, y repite la operación 365 veces al año, tiempo que nuestro planeta invierte en completar su cíclica vuelta al sol. Bien es cierto que aún son muchos los que creen que es el sol el que da vueltas en torno a sus cabezas, generalmente quienes afirman estar de vuelta de todo, sin haber viajado a ninguna parte (ni siquiera han salido a dar una vuelta) ni traspasado otros límites que los delineados por sus propias sombras.

Pero no es cuestión de poner a nadie de vuelta y media, o de hoja perejil, cuya planta es mejor emplear para condimentar el sabroso ternasco de Aragón, que hay quien lo prefiere hecho vuelta y vuelta a bien asado. Porque es sabido que en cuanto a gustos no hay disgustos, y que no es preciso darle más vueltas a tales asuntos.

Y aún así, siempre hay quien es lo bastante listo como para darle la vuelta al discurso, tornando en oportunidad para sus intereses la adversidad. Personas así, prudentes, y nada pasadas de vueltas, se las puede uno encontrar a la vuelta de la esquina, la mayoría grandes genios, como lo fueron Los Beatles, quienes atinaron en poner, a uno de sus discos, el nombre de Revolver, porque a la hora de componer, anduvieran a vueltas con todos los instrumentos y estilos musicales habidos y por haber.

Por lo demás, la serpiente -con capacidad para enroscarse en forma de espiral- fue antaño el símbolo del mito del eterno retorno, el cual evoca la realidad (nacimiento, muerte y vuelta a nacer) de la vida en la Tierra. Aunque ahora nos es más familiar la «serpiente multicolor», nombre con el que metafóricamente se identifica al pelotón de corredores de la vuelta ciclista a España, cuya última edición acaba de terminar en este septembrino mes, en que -para el nuevo ciclo vital comenzar bien- se invoca la protección de los santos arcángeles San Rafael, San Miguel, y San Gabriel.

Porque siempre estamos de vuelta, y hasta la ranchera al verbo alienta: «y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez…»; grito de morriña y nostalgia, que a la esperanza del reencuentro con el ser amado canta, tras el largo y tortuoso camino de vuelta a casa.

También es la vuelta un signo de voluntad y de reafirmación: «Ya estoy aquí, de vuelta» y «como decíamos ayer» -a pesar de los años vividos- son frases que inician desde cero el renovado presente, como si vueltas de tiempo no hubieran dado las agujas del reloj. Y así andamos, de paso, y a paso, a vueltas con el siempre diferente y redundantemente nuevo «volver a empezar».

*Historiador y periodista