Es evidente que la movilidad en Zaragoza, desde que se impuso el tranvía, ha perdido calidad con perjuicio para la ciudadanía. Solo los vecinos de Casablanca y los de Parque Goya, que son los que utilizan esa vía, están, en general, conformes; aún así las quejas por el overbooking son permanentes, su lentitud, más las averías son vox pópuli. Es una lástima que se haya concebido tan mal porque es un medio de transporte que funciona muy bien en otras ciudades europeas, debido a que lleva instalado más de un siglo, además de ser rápido y no exclusivo de rutas que requieren otras movilidades. Nuestro ayuntamiento no ha entendido las nuevas vías de desarrollo vial, ha cometido errores que serían una perogrullada para cualquier mente práctica-pensante, el olvido de crear un carril bici por la principal arteria de la ciudad en el momento que se hicieron las obras del tranvía, está perjudicando a otro sector que requiere una atención regulada para que cada cual pueda moverse con total libertad y seguridad, así lo ha entendido el Tribunal Superior de Justicia de Aragón que obliga a impedir la circulación de bicicletas por las aceras. El respeto que se espera de los ciclistas va a depender de que la sentencia sea asumida en su totalidad por el ayuntamiento, pero también de una educación vial de los usuarios, como la que hemos tenido todos los que llevamos un vehículo al concedernos un permiso de circulación, pagar los impuestos y seguros correspondientes, algo de lo que están, incompresiblemente, exentos los ciclistas. Es una manera de que el que suba a una bici entienda que lleva un vehículo rodado y una responsabilidad, esto ayudaría a controlar este medio que hoy campa desordenado.

Pintora y profesora de C.F.