Las campanas que sonaron ayer en la plaza del Pilar respondían a una prueba del carillón del reloj del ayuntamiento y no a la licitación de la rotonda de la intermodal. Por este fin el jolgorio habría estado justificado pues, ayer, trece meses después de que se abriera la estación, la Sociedad Zaragoza Alta Velocidad dio el empujón definitivo a la construcción de la obra de acceso. Durante muchos meses, el GIF, Renfe y la sociedad que preside Pilar Sancho, han echado balones fuera para no asumir la pequeña obra de 263.000 euros que cierra la gran obra adjudicada por 166,5 millones de euros y un coste extra de 60 millones más. Los inconvenientes para acceder a la intermodal siguen pesando mucho entre los usuarios de la alta velocidad, pues los taxistas se negaron a ir a la estación hasta tanto no se resolvieran los problemas de acceso. Ahora ya se habla de plazos firmes, y es posible que para el Pilar una rotonda de nada haya resuelto el gran problema.