Entramos de lleno, una vez más, y una vez más forzando el calendario, en pleno período electoral. Nada bueno, nada nuevo, nada raro en una España electoralista, demagógica y mal acostumbrada a gestionar sus reglamentarios períodos de tiempo político, administrativo, acortados siempre o a menudo abortados por el ansia electoral.

Con las nuevas elecciones, regresan los viejos temas.

El trasvase del Ebro es uno de ellos.

Lo es, por desgracia, porque hay varios partidos que parecen proclives a impulsarlo o a aceptar que otros lo impulsen.

Vox, para empezar, cuya simple ideología solo ve una simple y única España. Gobernada desde la capital, Madrid. Ministros y secretarios de Estado coordinarán el resto del territorio, provincias y regiones, a las que se enviarán delegados, cónsules, gobernadores. Suprimidas las autonomías, los pueblos antaño autosuficientes en su administración dependerán ahora de un Gobierno Central que decidirá salarios, inversiones... o trasvases.

Ciudadanos, por su parte, se ha manifestado en varias ocasiones a favor de los trasvases, en general, y del trasvase del Ebro, en particular. Así lo proclamó, sin el menor empacho, y en Zaragoza, Albert Rivera. Y aunque los suyos, los locales, por la cuenta que les trae, se han esforzado por desmentirlo, el jefe es el jefe, como el Ebro es el Ebro.

¿Y el PP? Durante muchos años, décadas, incluso, sus diputados defendieron el trasvase del Ebro. Así lo votaron en el Congreso y así les fue en Aragón. De hecho, no pudieron gobernar la Comunidad hasta que no hicieron apostasía de su pecado trasvasista. Pero ahora, con Pablo Casado, hombre de una sola palabra, de una sola España, con sus diversidades, eso sí, hasta 154, porque a la 155 las competencias autonómicas se trasvasarán a la cuenca central, vuelven las reclamaciones de caudales desde el Levante y, con las disensiones internas, las dudas. ¿Apoyaría el PP un nuevo plan hidrológico con el trasvase del Ebro a Valencia y Almería? Sería de desear que Casado, como Rivera, como Abascal, descartaran absolutamente esta posibilidad.

O bien, callando, otorgarán votos a otros.