Tras unos meses casi ausente, el ministro Wert ataca de nuevo. Fue el ministro peor valorado, que ya es decir, y decidió darse un respiro después de sufrir desplantes como aquel infringido por los que recibían los premios nacionales. Le negaron el saludo. Yo estaba allí y tuve la oportunidad de hacerle notar que lo que acababa de pasar era un síntoma del enfado y el malestar de la universidad. Su respuesta fue lacónica: "La universidad está enfadada, como todo el mundo". "No le falta razón, ministro", le contesté. Pues me da la impresión de que muchos sectores universitarios todavía se van a enfadar más si se confirma su intención de echar marcha atrás en la aplicación del Espacio Europeo de Educación Superior, volviendo al esquema de un primer nivel de tres años, los grados, y un segundo de dos más, el correspondiente al máster. Cuando todavía no se han acreditado la inmensa mayoría de los títulos, productos de aquel proceso, se pretende tirar a la basura aquellos planes de estudio y obligar a las universidades a hacer otros. Algunas, las privadas sobre todo, aplaudirán la decisión porque ello significará sin duda el encarecimiento de las matrículas universitarias, especialmente las de los másteres. Y ya se sabe el que no las pueda pagar, se quedará fuera. Cuando hace años afirmé que Wert aplicaba una política clasista que pretendía echar de la universidad a los hijos de los trabajadores, algún listo me llamó tremendista. Pues ya está pasando y como esto se confirme, pasará más en el futuro.

Profesor de universidad