ZP se juega el mandato por una tontería. Al menos Aznar se lo jugó por grandes envites. Hay que investigar cuál es la causa de que no esté cumpliendo su palabra de estudiar la posibilidad del AVE Madrid-Teruel. Esto debe de ser por algo inconfesable. Si no, un presidente nuevo, con tan buen talante, buen mozo, que quiere hacerlo superguay, un presidente con este perfil, no se olvda de Teruel y su AVE, de Aragón y su AVE entre Teruel y Madrid. No quebrante una promesa electoral tan sencilla de cumplir. Esto de Motilla del Palancar, el trazado pepero del AVE SIN TERUEL, debe de tener algún cuñadeo misterioso, algo inconfesable que impide abrir un leve kitkat, congelar el maldito expediente, parar la rotativa insaciable del BOE, que la carga el diablo, y decirle al cuerpo de ingenieros averlíricos que estudien a fondo el puto trazado que ZP prometió revisar. Si son dos días. Es tan juicioso y tan sencillo el trazado de 27 kilómetros que vienen presentando en Teruel desde hace años, que de una ojeada, de un vistazo, se decide. Y se hace. Es una decisión política de 27 kilómetros. Una minuncia. Una tontería que resulta ser fundamental para Teruel y para Aragón.

Es raro este silencio oficial que envuelve el cadáver del AVE. Debería ir el Justicia directamente, motu propio, a Fomento, a la Moncloa, a ver si es que en Madrid, con tantas ocupaciones, no se han enterado. A lo mejor ZP, que tiene que sujetar a media Africa y salvar a Afganistán, se ha olvidado de Teruel. Es posible. A todos nos pasa. Queremos hacer muchas cosas y sólo hacemos una o dos o ninguna. Lo que se queda en las agendas cada día, en esa rejilla maldita. Pero entonces, para eso está (o estaría) el Gobierno de Aragón. Los miles de personas que salieron a manifestarse en Teruel el pasado día 7 por su AVE equivalen proporcionalmente a un millón de madrileños. Siguen estando tan escondidos en los telediarios como con el aznarismo anterior. Teruel no existe. El Gobierno de Aragón parece incurrir en el mismo modus operandi de todos sus antecesores: obedecer antes a sus jefes de Madrid que a los intereses de Aragón. Quizá es ya hora de cambiar este estilo abominable de obedecer al organigrama en vez de atender a los que les votan y les mantienen. Hasta el propio organigrama les valorará más si les recuerdan sus promesas y les plantan cara.

*Periodista y escritor