La nueva operación Romareda nace con la polémica propia de cualquier intervención de este tenor pero con el aval de una mayoría de ciudadanos que, según una encuesta municipal, apuestan por el enclave actual para el estadio. El hecho de que no exista especulación con viviendas también es importante, y muy valorable inicialmente. No obstante, urge despejar los extremos que todavía no están claros, y entre otros, por ejemplo, la participación del Real Zaragoza en la operación, de la que todavía nadie habla. El campo nuevo no sólo debería suponer un esfuerzo económico para la ciudad, que ha de recalificar suelo para conseguir plusvalías con que financiar la construcción, sino para el verdadero beneficiario de la instalación, que no es otro que el club blanquillo. De momento, la entidad que preside Alfonso Soláns, guarda silencio, pero en algún momento habrá que abrir este melón. Cuanto antes, mejor.