José María Aznar dijo en 1998, a raíz de la expulsión de inmigrantes por avión tras suministrarles calmantes: «Teníamos un problema y lo hemos solucionado». Pues no, no lo solucionó. Como tampoco lo hicieron después ni José Luis Rodríguez Zapatero, ni Mariano Rajoy ni, ahora, Pedro Sánchez.

El actual presidente del Gobierno se estrenó con un gesto tan cargado de simbolismo como falto de un seguimiento coherente. Aceptar el atraque en un puerto español de los africanos rescatados por el Aquarius desató entusiastas aplausos por lo que supuso de bofetada a la insolidaridad del resto de Europa. Pero los pasos dados desde entonces por el Ejecutivo del PSOE no han hecho otra cosa que dejar en evidencia que la política de España en este terreno está, como en el conjunto de la UE, desnortada. Es como una yenka: Izquierda, derecha, adelante, detrás, un dos tres...

El último ejemplo lo encontramos en la sorprendente -por incongruente- expulsión exprés de los africanos que saltaron la valla de Ceuta. Sánchez y su titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, han desempolvado una norma impulsada por José Luis Corcuera (todo menos un fino estilista) para devolver a Marruecos a los simpapeles.

Fuentes del Ejecutivo aseguran que no se trata de una devolución en caliente porque los africanos han contado con asistencia letrada. Pero fría, lo que se dice fría, y con todas las garantías, no ha sido. Los golpes de efecto, sobre todo si son contradictorios, no son solución. Si aceptar al Aquarius no supone un efecto llamada, la devolución exprés de Ceuta no evitará más altercados, contrariamente a lo que argumentaron fuentes gubernamentales.

Y mejor no hablar del anuncio de la eliminación de las concertinas en las vallas fronterizas. Tardaremos en verla. La solución, o parte de ella, debe salir de algo que Sánchez ha intuido pero no ha explotado en esta ocasión. En vez de pactos bilaterales con Marruecos, hace falta explorar y explotar la vía europea. Sí, es poco sexy, pero quizá entonces alguien pueda repetir la frase de Aznar y acabe teniendo razón.

*Periodista