Pues sí, esta similitud entre los terroristas musulmanes y los nazis o el fascismo la llevo pensando desde hace semanas. Ambas opciones buscaban y buscan el exterminio final, la supremacia de una raza sobre las demás, el odio a los judíos. Solo hay que oír las palabras del joven yihadista apodado El Cordobés en el vídeo vuelto a editar tras la masacre de Barcelona y Cambrils. Quieren recuperar Al Andalus para su diabólica causa y hablan de acabar con los judios y el mundo occidental. Por eso procrean y se multiplican constantemente para extender el odio y sembrar el terror de forma sistemática e inusitada. Sus hijos serán soldados del islam, elegidos para matar de la manera más cruel y sanguinaria: fácil, barata y dolorosa para las víctimas. Nacidos, educados y formados en esa Europa a la que odian y quieren destruir. Esa Europa que les concede ayudas familiares, la posibilidad de estudiar el bachillerato y módulos profesionales que les servirán para construir bombas, que les ofrece integración y defensa jurídica que les absuelve de los delitos por ¡defectos de forma!

No entiendo nada. No entiendo el buenismo de las administraciones públicas españolas o catalanas (me da igual, porque estoy harta de nacionalismos) y sus funcionarios/as, orientadoras, trabajadores sociales, que han visto crecer «a estos niños» y tras la masacre de la Rambla dicen que eran modelos de conducta, cariñosos, atentos, integrados, buenos estudiantes, para terminar afirmando que ellos también son víctimas. Como mínimo, esta concejala de Ripoll podía callarse sus pensamientos cuando todavía había heridos que se estaban muriendo en los hospitales después de ser arrollados salvajemente por un chico «integrado».

No entiendo como el imán de Ripoll burló todos los mecanismos, teniendo antecedentes penales, y consiguió el amparo de la justicia española para no ser expulsado del país cuando su nombre sí aparecía en la operación Chacal, tras el 11M. No entiendo tantos escrúpulos legales y pruebas invalidadas para dejar en libertad a un hombre que estaba relacionado con asesinos del 11M y ahora preparaba el terror en varios lugares de Barcelona.

No entiendo por qué tras la bestialidad de los asesinatos masivos en las Ramblas, y con todo lo que se va conociendo de su preparación, han sido puestos en libertad Driss Oukabir, Mohamed Aalla y Salh El Karib, este último el dueño del locutorio en Ripoll, en el que con su tarjeta compraba los billetes de avión para que el líder de los asesinos se paseara por Europa para ultimar detalles del sangriento atentado. Personalmente me dan ganas de vomitar cuando los informativos repiten la imagen de la mujer de El Karib, mudo de repente, proclamando al mundo que ellos también son víctimas, igual que las que murieron destrozadas en el suelo caliente de la Rambla. La arrogancia de esa mujer diciendo una y otra vez que «somos víctimas» y «nosotros no sabemos nada» descubre su verdadera identidad. La gran mentira en la que esta célula vivía para matar.

*Periodista y escritora