José Luis Rodríguez Zapatero será hoy presidente del Gobierno después de haber obtenido los votos de 183 diputados. Superan en siete la mayoría absoluta, y proceden de cinco grupos además del socialista. Zapatero, que ha recibido más apoyos que Aznar en 1996 sin suscribir acuerdos con ninguna fuerza, recabó además la promesa de CiU --que se abstuvo, como los nacionalistas vascos-- de mantener una actitud "receptiva".

Pese a que los socialistas gobernarán en solitario, y a que deberán pactar cada iniciativa legislativa, su posición se presenta sólida. Las fuerzas que han apoyado la investidura van del centro nacionalista canario a los partidos situados a la izquierda del PSOE. Hecho que puede facilitar la realización de un programa que incluye medidas sociales avanzadas, una gestión económica continuista y reformas institucionales ambiciosas. Zapatero gobernará sin la hipoteca de una alianza estable con unos u otros, pero con la obligación de que su voluntad de diálogo en el Parlamento sea mucho más que un talante. La afirmación de Rajoy de que la mayoría de Zapatero será "débil e inestable" puede quedar en la simple expresión de un deseo si la capacidad de aunar voluntades del Ejecutivo sigue el derrotero de ayer.