Se cumple este año el 40 aniversario de la recuperación festiva de la Cincomarzada y de la constitución de la FABZ. Coincidirán, además, estas celebraciones con el final de la legislatura en el ayuntamiento y la cercanía de las elecciones municipales que se celebrarán en mayo, lo que nos lleva a reflexionar, desde esa larga trayectoria en defensa de los intereses de los vecinos y vecinas de nuestros barrios, sobre qué ciudad queremos a corto y medio plazo.

Ya valoramos en el último debate del estado de la ciudad, el cuatrienio del Gobierno ZeC como de «luces y sombras», dentro de la bronca permanente entre los grupos municipales que ha obstruido muchas propuestas, y una discusión serena sobre actuaciones de interés general ciudadano.

¿Qué demandaríamos las asociaciones vecinales de la ciudad y sus barrios rurales ante una nueva legislatura municipal? De entrada una vuelta a la sensatez, claridad en el debate de propuestas políticas que nos hagan avanzar hacía una ciudad mejor. Porque las necesidades de los vecinos son muchas y llevan largo tiempo, demasiado tiempo, esperando ser resueltas.

Habría que garantizar que no haya bolsas de pobreza cronificadas, trabajar para que los barrios tradicionales con población de más edad tengan viviendas y entornos acondicionados, con dotación de servicios públicos, que garanticen un envejecimiento sano y activo. Tiene que haber un plan serio para finiquitar el «urbanismo inacabado», empezando por los edificios emblemáticos como el palacio Fuenclara, la antigua Escuela de Artes, los juzgados de la plaza del Pilar, la antigua cárcel de Torrero, la explanada de la Estación del Norte, las harineras de San José y Casetas, Pontoneros, el teatro Fleta, Giesa..., dotándolos de nuevos usos públicos.

Otra cuestión flagrante es la situación de decenas de solares en la mayoría de barrios, con cientos de futuras viviendas que permanecen paralizadas en el «congelador especulativo», mientras se desarrollan suelos alejados de la ciudad consolidada. Es preciso acabar de una vez por todas con el «urbanismo a la carta», como se ha visto en la contundente sentencia con el uso de los suelos de Pikolín, y dedicar los esfuerzos necesarios a los Planes de Barrio, con una apuesta decidida por la rehabilitación de viviendas y el apoyo al pequeño comercio, las acciones de micro urbanismo con arreglo y ensanchamiento de aceras, parterres, pequeñas plazas, y abordar el problema de los cientos de locales comerciales e industriales cerrados, potenciando su transformación en viviendas u otros usos.

No puedo olvidar tampoco la necesidad de una movilidad que garantice un transporte público eficiente, con una buena calidad del aire que respiramos, con prioridad para los desplazamientos peatonales seguros y cómodos, extendiendo la cota cero y las peatonalizaciones. Y debo reclamar, una vez más, la reforma del actual ICA para que de verdad sea medioambientalmente eficiente, solidario con las personas y el territorio, y garantice la financiación las futuras inversiones en la ciudad del ciclo integral del agua.

Y todo ello, con una clara apuesta por la descentralización y participación en las juntas de distrito y vecinales, con un nuevo reglamento de participación ciudadana que garantice voz y voto al tejido asociativo, con unos presupuestos participativos bien dotados y con la urgente reforma de su confusa tramitación actual.

Tenemos una bella ciudad bimilenaria, con una gran universidad y su importante actividad científica, contamos con redes asociativas muy activas, tanto en lo social como en lo cultural y deportivo, con un rico entorno natural de espacios fluviales y estepa, con un tejido productivo diversificado y cualificado. Estamos en una ciudad estratégicamente situada, abierta a los cuatro puntos cardinales, también los nuevos retos de la sociedad digital, multicultural, solidaria e inclusiva. La ciudad de los congresos, de los visitantes nacionales y extranjeros, de las grandes fiestas populares, del buen ocio y restauración, que esperamos coexista con la tranquilidad y el derecho al descanso del vecindario.

Y a corto plazo, para que Zaragoza no se pare, exigimos ya unos presupuestos municipales de progreso para 2019 como ha habido en los tres años anteriores. Para esta ciudad abierta y llena de esperanzas, la FABZ y sus asociaciones vecinales seguirán trabajando por buena calidad de vida de sus vecinos y vecinas.

*Presidente de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza