Jorge Azcón protagonizó ayer el primer día del Debate sobre el estado de la ciudad, primero desde que se alzó con la Alcaldía de Zaragoza en junio del año pasado. Se cambió el formato para evitar estar en el salón de plenos muchas horas a modo de prevención del coronavirus y esto servía, de paso, para dar mayor realce al discurso del alcalde a la espera de lo que hoy le conteste la oposición en la segunda jornada, pero al primer edil le faltó brillo. Sabido es que en el regate corto es mucho más hábil el político popular y hoy podrá demostrar esta habilidad en el cara a cara con el resto de grupos políticos, pero ayer quizás se esperaba algo más.

Es verdad que el momento es complicado por todos los agujeros que está provocando la pandemia, y en todo el relato que el alcalde hizo de las actuaciones municipales desarrolladas desde el pasado mes de marzo se puede comprobar que el Ayuntamiento de Zaragoza ha estado ahí, tomando decisiones para salir al paso de la grave situación creada y yendo de la mano, en la mayoría de ocasiones, del Gobierno regional. Perfecto. Pero el extenso relato de Azcón sobre lo hecho en este año largo de gestión con Ciudadanos y apoyado por Vox, fue una sucesión de cuestiones propias de la gestión municipal, es decir, que se da por hecho que un equipo de gobierno local debe hacer.

Y es que Zaragoza necesita salir del atasco de ideas en el que da la sensación que ha entrado desde que se acabó la Expo del 2008 y se puso en marcha la línea del tranvía. La capital aragonesa ha tenido momentos en que ha estado compitiendo perfectamente con ciudades como Valencia o Sevilla, e incluso a nivel de población está rondando a la capital andaluza, y sin embargo, en estos momentos se están distanciando estas y otras que venían detrás, como puede ser Málaga, están superándola. Por eso ayer el alcalde Azcón tenía que haber presentado también su modelo de ciudad de futuro. No habló de la Agenda 2030, algo vital en las ciudades modernas, o de la cota cero que se necesita en el centro como complemento a obras como las de Salamero, Santa Engracia y Los Sitios. O simplemente de las líneas generales de su próximo presupuesto.

Bien podría ser este el momento de abrir la redacción de un nuevo plan de urbanismo, algo que no cuesta dinero ya que es verdad que las arcas municipales están muy diezmadas y que se necesitan las ayudas del Estado que Azcón tanto reclama. Aprovechando que hoy sigue el debate y que el alcalde anunció contactos inmediatos con todos los grupos, es hora de buscar ideas para salir de este atasco.