Zaragoza te quiere. Este es el lema de la nueva marca de Zaragoza para su promoción turística. La hemos presentado esta pasada semana en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), está inspirada en Goya y cuenta con el positivo bagaje de tres años con cifras récord de visitantes. Esta nunca va a ser una ciudad escaparate para turistas: las personas que nos visitan viven la Zaragoza real, se les acoge como un habitante más y se integra en su vida social y en sus numerosas propuestas culturales. Un día como hoy, en el que celebramos San Valero con la puesta en valor de nuestro patrimonio, nuestras tradiciones, nuestra cultura y museos, constituye un ejemplo más de esta «llamada a sentir emoción» en una Zaragoza que te quiere.

Me gusta pensar, decir y demostrar con políticas, datos y proyectos que una Zaragoza que te quiere es también una Zaragoza que cuida y que encuentra en su ayuntamiento, como institución más cercana, una segunda piel. La política debería tener como tarea esencial que todas las personas puedan elegir con libertad entre diferentes proyectos vitales; y, para eso, el indicador más relevante es el gasto social de las entidades locales.

Este 2019, en Zaragoza hemos recibido, por tercer año consecutivo, el reconocimiento como ciudad excelente por la inversión realizada en servicios sociales. Esto nos convierte en la única capital de toda España que ha obtenido esta calificación los tres años que se ha elaborado el estudio, realizado por la Asociación de Directores y Gerentes en Servicios Sociales. El informe se fija en la inversión por habitante en acción social (111 euros por habitante, 44 más que la media de las ciudades), en el aumento progresivo del presupuesto social (un 27% en los últimos tres años) y la transparencia a la hora de realizar el gasto.

Tenemos el deber de defender la institución -también ante los ataques de fuerzas neoliberales que quieren debilitar lo público, que desean menos Estado y menos Administración- como un espacio desde el que redistribuir los ingresos municipales. Y dirigirlos a atender a las personas más vulnerables, dedicarlos al sostenimiento de los servicios públicos (renovar nuestra flota de autobús y hacerla más sostenible o aplicar la gratuidad del transporte público para los menores de 8 años serían dos buenos ejemplos), a fomentar la sostenibilidad de nuestras ciudades, propiciando mejoras en la calidad del aire e incorporando enfoques de salud en las políticas públicas. Podemos decir, sin duda alguna, que Zaragoza está aplicando ya un nuevo modelo de cambio energético; y nuestro espacio público está preparado para ser uno de los más sostenibles de las ciudades del sur de Europa.

La cobertura de las necesidades más básicas, como la alimentación, la calefacción y el derecho a una vivienda digna, la promoción de la igualdad, el cuidado a la infancia y a las personas mayores serán los cimientos que sustenten nuestra ciudad. Una ciudad que protege su medio ambiente y cuida de las personas es la única Zaragoza posible para un futuro próspero. En este sentido, quiero referirme a otro estudio realizado por el Observatorio de la Sosteniblidad, que señala que Zaragoza se ha posicionado como una de las grandes capitales españolas con mejores índices de calidad de vida.

Zaragoza tiene la oportunidad de seguir profundizando en el crecimiento que esta legislatura ha experimentado la vivienda social, con un nuevo Plan de Vivienda financiado por el Banco Europeo de Inversiones, que generaría 1.300 empleos. Hemos visto arrancar la Oficina de Atención a la Ciudadanía y Buenas prácticas, estamos dando los pasos para universalizar la teleasistencia y contamos, por primera vez, con un Plan de Lucha contra la Pobreza Infantil. Esta corporación ha tenido el honor de recoger numerosos galardones, entre ellos el reconocimiento de Unicef como Ciudad Amiga de la Infancia.

Al tiempo que la inversión en gasto social aumenta, el ayuntamiento reduce su deuda, con 127 millones menos, y cierra sus ejercicios con las cifras más bajas de facturas pendientes. El esfuerzo inversor aumenta; esto se traduce en mejoras en los barrios, en decenas de pequeñas obras decididas en los presupuestos participativos, en la rehabilitación energética de edificios, en la mejora del parque público de vivienda municipal, en la puesta en valor de decenas de lugares emblemáticos más o menos olvidados: el Mercado Central, la nave de la Ternera, los depósitos de Pignatelli, los baños judíos, la Imprenta Blasco... ¿Acaso esto no es, también, querer a Zaragoza?

*Alcalde de Zaragoza