Me llama un buen amigo y sufrido agricultor de Monegros para reprocharme con cordialidad, que bromee a costa de las zepas, como entiende que hice el domingo pasado. "Gracias a las zepas, me asegura, vamos a tener en Monegros más regadíos". Y añade que no sería nada solidario que los dueños de los terrenos afectados por las zepas se opusieran porque lo único que conseguirían sería que nos quedáramos todos sin riegos. Cómo no estaba yo para responderle de inmediato prometí hacerlo hoy y él prometió leerme, dijo, "sin apasionamiento".

Recuerdo que las zepas es un nombre hecho de siglas y que significa "zona de especial protección de aves". Bueno, pues resulta que: después de esperar tantos años (¡y los que esperaron antes sus padres y demás ascendientes!), a los monegrinos les ha salido ahora, un convidado con el que no contaban: el cernícalo primilla, creo que se llama, un ave rapaz que Bruselas está interesadísima en amparar y por eso, procuró lo necesario para que cierta organización ecologista de raro nombre, le hiciera la propuesta conveniente para tener una excusa "popular", incluyendo en esa protección a otros seres vivos de los que no suelen protestar por nada y excluyendo de esas áreas, cualquier estímulo que pudiera beneficiar a la especie humana salvo para vegetar.

Bruselas exige que las zepas se mantengan secas y por tanto, que debe prescindirse de darles riego aunque se fastidien los seres humanos que tanto ansiaban recibirlo. Así, de la superficie que se proyectaba regar, se han sustraído algo más de 16000 hectáreas que no se transformarán, esto es, 4000 más de las que las que se querrían tener en riego para el 2008 y eso, supongo maliciosamente y así acertaré, siempre que no salgan nuevos pájaros o pajarracos con más influencia que los agricultores monegrinos. ¿Tocarán a un cernícalo por hectárea? No; probablemente, a varias hectáreas por cernícalo. Sale más barato subvencionar a los pájaros que financiar a los agricultores.

Ser ecologista pensando más en los animales que en los seres humanos, debe ser admirable y nada fácil de entender y menos de compartir; por sensible que uno quiera ser con los otros animales, primero están los de la propia especie, de ahí que no comprenda esa enormidad, de la que en su día, si no es en esta hora, cabe que nos arrepintamos; la ecología comprende también al ser humano pero la sensibilidad de la UE es sobre todo contable y esa es la verdadera explicación.

Ya dije la semana pasada, que a menos hectáreas regables menos ayuda económica y ya veremos qué pasa cuando los últimos países ingresados en la U.E. pidan más. La U.E. sabe que resulta más barato subvencionar a las aves que al regante; lo sabemos todos aunque lo digan pocos.

Pero hay más cuestiones: ¿quién debe sufrir la asignación de tierras para zepas? Según unos, solo los desafortunados propietarios de los terrenos que se delimiten definitivamente, como zepas; según otros entre los que me encuentro y no pienso borrarme, todos los beneficiarios de la transformación en regadío aunque sea a costa de recibir porción menor de la que cada cual esperara. Sin destinar terrenos a zepas no habría riegos para nadie. Sería radicalmente injusto que unos agricultores solo recibieran el daño y que otros solo reciban los beneficios de la transformación de secano en regadío.

Si Bruselas pone como condición para financiar el regadío, la reserva de las dichosas zepas (aunque jamás podrá probar que los cernícalos estarán más abastecidos en secano que en regadío), no creo que existan dudas "a la hora del reparto", de que las tierras que acaben regándose deben repartirse en régimen de igualdad entre los que se vean privados de transformar sus tierras y los que las verán transformadas; ¿no debe ser así? A mi modesto juicio, si, sin duda y lo otro, podría ser un doloroso cepo por no decir una farsa.

Espero que mi amigo me lea "sin apasionamiento" porque sospecho que sus parcelas no corren riesgo de que las reserven a las avecicas. Me gustaría saber qué pensaría de estar en el caso contrario. Si la justicia es sólo para mí, no es justicia, es apropiación indebida. Salvo mejor opinión, que no echaría en saco roto, los agricultores de las de las zepas deben constituirse en problema o los ignorarán. Bruselas cómo antes Madrid, nos cae lejos pero el Gobierno de Aragón está a un tiro de piedra, con perdón y tiene medios para exigir que se reparta entre todos los afectados la riqueza de los nuevos regadíos.