Corren malos tiempos y el viento amenaza con no muy tardanas tempestades. El presidente Bush endurece su perfil y nombra a la hispanófoba Condoleezza como punta de lanza de los intereses imperiales, al tiempo que amenaza a Irán (así, con ¿discretas? advertencias, se fraguó la intervención en Irak). Francia, la dulce vecina, tan querida y denostada, interviene en Costa de Marfil sin que ninguna voz se alce para denunciar tal minucia. En los países surgidos de la descompuesta URSS se vota de cualquier manera y la gente se rebota, mientras que la madrecita Rusia anuncia rearmes cuyas consecuencias no tardaremos en ver. En esta España cuyo rumbo diplomático tanto ha virado estamos un día sí y otro también recibiendo a mandatarios del llamado Tercer Mundo . A falta de pan, buenas son tortas, aunque algunas resulten tan llamativas como las propinadas por Hugo Chávez al rostro de José María Aznar. No obstante, pocos ciudadanos han reparado en un hecho de primera magnitud que, en buena medida, solventará algún problema en Izar: el presidente venezolano ha anunciado que sus petroleros se repararán en España. Evidentemente, Moratinos hace bien algunas cosas.

*Profesor de Universidad