Suena muy mal la música que emana de la planta de procesado de fruta que en Calatorao tiene el grupo Nufri. El anuncio por parte de la empresa del cierre de las líneas de producción y dejar la planta reducida a la recepción de fruta, ha sentado como un mazazo en la Comarca de Valdejalón que ve como una de las empresas emblemáticas de la zona puede quedar reducida a la nada. Se anuncia el despido sin negociación posible de una trentena de los trabajadores fijos que tiene la planta y por supuesto la no contratación de los de temporada que alcanzarían una decena.

Nufri es la referencia en España de producción propia de fruta fresca (fundamentalmente manzana) y de concentrados y cremogenados de todo tipo de frutas. Desde Mollerusa ha extendido sus redes por toda Lérida, Soria, Huelva y ahora desde Zufrisa todo Valdejalón, Calatayud e incluso zonas de la parte baja de Navarra. Ha pasado poco más de un año desde que el Grupo Nufri tomara posesión de Zufrisa a través de su anterior propietaria Indulleida que también controlaba. Le ha bastado ese tiempo para decidir que el procesamiento de fruta en la planta no le interesa.

Poco peligro puede representar las pérdidas de un millón de euros en Zufrisa (que los trabajadores niegan) para un grupo que factura más 400 millones anuales y ocasionadas en un año que se puede considerar de ajuste y consolidación de Zufrisa en las estructuras de la nueva propiedad. Una empresa tan potente seguro que tiene recursos y estrategias suficientes para poner Zufrisa en la recta de la rentabilidad y no poner tierra de por medio dejando a los trabajadores en la fila del paro y provocando un desgaste innecesario en el sector agroindustrial de la Comunidad Autónoma y el sector frutícola de Valdejalón y aledaños.

Llama la atención que el objetivo de Nufri sea cerrar la planta de producción en una zona donde la fruticultura ha tomado carta de naturaleza. Su situación estratégica le concede mucho valor por el ahorro de transporte y por tanto costes de producción. Zufrisa está situada a orillas de una autovía que une los ejes más dinámicos del país (Madrid-Barcelona) y muy cerca del otro eje económico de España (Valencia-País Vasco) La cercanía con este eje se reduciría considerablemente (apenas a 2 km) si se llegara a desarrollar la autopista proyectada y no ejecutada, Gallur-Cariñena, que uniría la A-68 con la Autovía Mudéjar.

En una situación como la actual, con una apuesta por la reducción de emisiones de CO2 no tendría sentido el interés de Nufri de trasladar millones de kg de fruta por carretera hasta Lérida, teniendo una planta de producción en Calatorao, epicentro de miles de hectáreas de frutas de hueso y pepita. Lo cierto es que la decisión de la empresa parece firme y mientras los trabajadores y la UAGA están alzando la voz, la DGA no ha abierto la boca.

El cierre de Zufrisa no es solo la pérdida de 30 o 50 puestos de trabajo directos, puede incidir en que los agricultores orienten su actividad hacia una agricultura extensiva que no necesita mano de obra y se pierdan cientos de puestos de trabajo de las tareas agrícolas, se reduzca la población que vive o alquila viviendas y por consiguiente las ventas en los comercios de la zona, la reducción de alumnos en los centros escolares y una progresiva pérdida de servicios.

Zufrisa tiene que ser rentable, no solo, que también, porque la empresa lo necesita, sino por lo que puede suponer para Valdejalón y para Aragón. Hace unos días se han iniciado los trabajos del túnel que llevará agua del río Jalón al embalse de Mularroya, una apuesta contestada pero que dará estabilidad y rentabilidad a miles de hectáreas del viejo regadío del Jalón y la consolidación de otras que incrementaran sus producciones de una zona súper especializada en la producción de fruta. Quizás sea la ocasión de reorientar las producciones de las fincas a contratos con la industria como se hace en otras zonas, una forma de garantizar unos ingresos fijos en las explotaciones agrícolas y una regularidad en el suministro a las empresas de transformación. Y con opciones a un futuro inmediato, convendría facilitar en la zona la instalación de empresas de transformación de los concentrados y cremogenados de frutas en zumos, evitando así los grandes desplazamientos a zonas muy distantes de las áreas de producción. Se conseguirían así los valores añadidos que producen los ciclos cerrados de producción con un enorme ahorro de coste, logrando que donde se produce la materia prima se termina de elaborar el producto final. Si a ello se añade la situación estratégica de Zufrisa, la distribución posterior sería un añadido especial a considerar.

Una decisión empresarial en una empresa estratégica, no puede tomarse sin la aquiescencia de los poderes públicos. Tenemos ejemplos varios en Aragón de cómo zonas prósperas han quedado reducidas a cenizas por una mala gestión de la relación público-privada.

La apuesta es tan importante y tan urgente que la DGA se debe involucrar (ya lo hizo una vez) para que Nufri no cierre Zufrisa. Las oportunidades que se pueden abrir para Aragón con la presencia de este gigante de la fruta y de la agroindustria, no se deben de desperdiciar y la crisis de Zufrisa se debe reconducir para que salga una opción de futuro en una comarca que ha hecho de la fruta la garantía de su supervivencia.

Desde la DGA, las Consejerías de Industria, Agricultura y Vertebración del Territorio deben pasar de las palabras a los hechos, sentarse a negociar con la empresa y resolver un problema que tiene muchas aristas.

Llevamos años y años hablando de la España vaciada o vacía, realizamos planes para la recuperación de pueblos que están al borde de la desaparición. No demos los primeros pasos para que el Comisionado del Gobierno de Aragón para la lucha contra la Despoblación tenga que intervenir en Valdejalón en un futuro muy cercano.