Durante muchos siglos, la península Ibérica fue el centro neurálgico de una inmensa diversidad de pueblos como los romanos, los iberos, los fenicios o los musulmanes, sirviendo de puente cultural entre los continentes de Europa, África y Asia a través del mediterráneo. Esta confluencia de culturas ha quedado reflejada a lo largo de los años dotando al país de uno de los patrimonios culturales e históricos más ricos de todo el mundo.

Y si hablamos de riqueza cultural, Aragón es de las primeras regiones españolas que se nos vienen a la mente, ofreciendo una exquisita combinación de representaciones artísticas, arquitectónicas y gastronómicas, aderezadas con grandes festividades que harán las delicias de cualquiera de sus visitantes.

El abanico gastronómico de sus provincias saciará el apetito de cualquier comensal, con platos a rebosar de materia prima de primerísima calidad. Dentro de los copiosos menús que podemos encontrar habitualmente en los restaurantes de la región, resultan de obligada degustación productos con denominación de origen tales como el jamón de Teruel, el melocotón de Calanda, el ternasco, el aceite de Bajo Aragón, o sus muchos y variados dulces.

Asimismo, dentro de los platos típicos aragoneses podemos destacar en la provincia de Zaragoza las migas aragonesas con chorizo y uva, el ternasco asado, pollo al chilindrón, bacalao al ajoarriero o las frutas de Aragón.

En Teruel son típicos los menús de cuchara y plato hondo, como la caldereta de pastor o gazpacho turolense, elaborado este último con carne de conejo, ajos, un poco de pimentón, patatas, hortalizas, sal y aceite. Todo un manjar.

En Huesca, sin embargo, es típico saborear sus dulces más conocidos como el empanadico, las campanas de Huesca o las famosas trenzas de Huesca y Almudévar.

Al buen comer habría que añadir el factor cultural que aportan sus muchas festividades y ancestrales tradiciones, como los Nabateros del Cinca, la Contradanza de Cetina o el Primer viernes de Mayo de Jacetania donde se rememora la Batalla de la Victoria.

Por supuesto, tenemos que mencionar las famosísimas Fiestas del Pilar en Zaragoza con sus entretenidas comparsas de cabezudos y gigantes, donde culturas como la napolitana y la siciliana se mezclan con la aragonesa por su pasada pertenencia al reino de Aragón.

Aragón ofrece mucho más que comida deliciosa y fiestas multitudinarias, ya que cuenta con gran diversidad de paisajes dignos de mención como San Juan de la Peña y Monte Oroel, el Parque Natural del Moncayo, Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, o el extenso desierto de Los Monegros, que casi vio mermar su encanto natural tras el desastroso intento de creación de “Las Vegas de los Monegros” hace más de 10 años, cuyas pretensiones eran las atraer un turismo de juegos de casino, lujo y excesos en la zona desértica de Ontiñena.

Afortunadamente, ya no queda ni rastro de aquel ambicioso proyecto que requería el desembolso total de unos 17 mil millones de euros, haciendo uso de las arcas públicas para costear la construcción de sus 32 casinos, 70 hoteles, 6 parques temáticos y demás de infraestructuras como estaciones de tren, aeropuertos y similares.