China y Estados Unidos siguen todavía inmersos en una grave guerra comercial. Como resultado, ambos gobiernos están adoptando decisiones que se dejarán sentir tanto a nivel económico y político a corto, medio y largo plazo. Y una de las medidas que más ha dado que hablar el año pasado fue el veto del gobierno estadounidense a la tecnología de Huawei en su territorio, que desató la furia de las autoridades chinas e inquietó a los inversores bursátiles y a los operadores de divisas.

Lo cierto es que, pese al conflicto con Estados Unidos, Huawei tuvo en 2019 un nivel de facturación y de desarrollo que pocos analistas esperaban. Podría decirse que el veto ha reforzado al gigante tecnológico chino en el sector del despliegue de redes 5G, uno de sus principales segmentos comerciales. Así, en el ejercicio fiscal que acabamos de cerrar, Huawei logró aumentar sus ventas en un nada despreciable 18%, en un periodo que parecía crítico tras el veto de Trump.

Dónde sí que se ha dejado sentir el impacto de las tensiones generadas por el veto estadounidense ha sido en los mercados de divisas, también conocidos como mercados Forex. Por ejemplo, en el par de divisas yuan-dólar, en septiembre del año pasado se llegó al mínimo histórico de apenas 0,14 dólares por yuan. Y una situación similar se vivió en el par de divisas yuan-euro. Esta situación en cierta medida resulta beneficiosa para China, al permitirle ganar competitividad a la hora de exportar sus productos y minimizar el impacto negativo de los aranceles impuestos por Estados Unidos en esta interminable guerra comercial.

Los países europeos, aliados naturales de Estados Unidos, no están por la labor de ser tan radicales como la administración Trump a la hora de vetar a Huawei. Reino Unido, por ejemplo, se ha conformado con calificar a Huawei como suministrador de riesgo (con una cuota máxima de mercado permitida del 35%). En nuestro país, los operadores siguen trabajando con Huawei en el despliegue de sus nuevas redes 5G (solo Telefónica ha reducido su dependencia de la empresa china hasta la fecha). A nivel comunitario, se está elaborando un marco legislativo que establecerá una serie de criterios estrictos, pero que no excluirá a Huawei: solo se vetará a aquellas empresas que incumplan estas nuevas disposiciones.

En resumidas cuentas, parece que Huawei ha sobrevivido a lo que muchos calificaban de inevitable: la muerte del gigante chino fuera de sus fronteras naturales. Parece que, finalmente, los países desarrollados no han podido resistirse al know-how único del que puede presumir Huawei. Con la demanda cada vez mayor de redes 5G por parte de los usuarios, parece que no hay mucho tiempo para perder en conflictos que tienen que ver más con la geopolítica que con la tecnología. La pregunta que cabe plantearse a estas alturas es si el gobierno de Donald Trump aceptará pacíficamente su fracaso a la hora de acorralar a Huawei.