Mauricio Martínez, presidente de la Asociación de Tiendas Virtuales de Aragón, explica la situación del sector, muy afectado por la actual crisis sanitaria: "Estamos ante un cambio de paradigma en el consumo. Puede sonar muy duro, pero creo que vivimos una extinción masiva del comercio tradicional que no sepa o no pueda adaptarse".

"No es un problema de cuánto cuesta la digitalización, el tema es cómo cambia la relación entre el vendedor y el comprador y si podemos adaptarnos o no", añade. En los últimos meses, los hábitos de consumo han cambiado debido a las limitaciones y restricciones provocadas por la covid. Por eso, muchas tiendas físicas han tenido que dar el salto a la web para tratar de evitar su desaparición.

"La ventaja principal de ofrecer tus productos a través de internet es poder vender más. En la situación en la que estamos, el pequeño comercio debe estar presente en la red captando la atención de sus clientes presentes y futuros, pudiendo formalizar los pedidos tanto físicamente como en la tienda ‘online’", indica Martínez. "El comercio tradicional, en su gran mayoría, ha vivido a espaldas del electrónico y, en lugar de verlo como la opción natural acorde a los tiempos, lo ha visto como una amenaza".

Para el presidente de la Asociación de Tiendas Virtuales de Aragón: "Antiguamente, la captación de ‘leads’ -futuros clientes interesados en un producto o servicio- se realizaba básicamente con el escaparate, la publicidad en prensa o radio y con el boca a oreja. Hoy por hoy, estas opciones han dado paso a la competencia de los productos en buscadores, con Google a la cabeza. Los ‘leads’ y clientes, a día de hoy, buscan en un muy alto porcentaje primero ‘online’ muchas de sus futuras compras. Por eso, hay que salir a su paso para captarlos".

"Hoy por hoy, las grandes plataformas no aconsejan y los clientes cada vez exigen un asesoramiento mejor y más completo. En mi opinión, los negocios de tipo ‘nicho’, los especializados, pueden prosperar y ser competitivos a nivel nacional y, por qué no, mundial en internet".

Sobre cuánto cuesta a los pequeños negocios tener presencia ‘online’, Martínez concluye: "El principal gasto es en formación. El salto digital supone, en primer lugar, saber qué necesitas, a quién encargarlo y cómo hacerlo funcionar correctamente, algo muy difícil cuando no se conoce nada al respecto. Para empresarios que no se atreven, cabe la posibilidad de asociarse con alguien o dejar paso a la siguiente generación".