Consumir mucha sal, llevar una alimentación alejada de la dieta mediterránea, el exceso de peso o una conducta sedentaria son algunos factores de riesgo que pueden derivar en hipertensión arterial. Del diagnóstico de esta dolencia y su recuperación habló ayer, en una nueva conferencia del ciclo Aula Montpellier en Zaragoza, el doctor José Ramón Banegas, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid.

La hipertensión arterial afecta a un 33% de los mayores de 20 años en nuestro país, y su prevalencia aumenta con la edad. La sufren un 50% de los mayores de 50 años, y un 60% por encima de los 60 años. “Se calcula que unos 12 millones de españoles son hipertensos en la actualidad, lo sepan o no”, aseguró el ponente.

Según el doctor Banegas, la hipertensión arterial se traduce en cifras de presión arterial repetidamente elevadas. Esto se define en personas adultas como presión arterial sistólica (o máxima) por encima de 140 mmHg, o presión diastólica (o mínima), por encima de 90 mmHg. Hoy en día, la toma repetida de la presión arterial en la consulta médica siguiendo normas estandarizadas es un método común y adecuado para detectar la hipertensión.

No obstante, dijo el catedrático, “para confirmar el diagnóstico debería utilizarse, en la medida en que sea logística y económicamente factible, la toma de presión en el hogar siguiendo un protocolo médico o, mejor aún, a través de un aparato portátil que se lleva durante todo un día completo denominado MAPA (Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial), pues son métodos más exactos”.

Esto se debe a que las pocas tomas de presión arterial en el ambiente de la consulta médica pueden arrojar resultados distintos a las muchas tomas que se realizan fuera del ámbito clínico u hospitalario en la vida real de la persona. “Gracias a las medidas tomadas fuera de la consulta, sabemos que hay individuos que solo tienen presión elevada en el momento de la consulta, fenómeno que suele llamarse ‘hipertensión de bata blanca’, que está asociada a una reacción de alerta del individuo, y que requiere como mínimo de un seguimiento y evaluación del perfil de riesgo del paciente”, aclaró el catedrático.

Por el contrario, señaló José Ramón Banegas, “hay individuos que tienen la presión normal en la consulta pero fuera de ella, en su hogar, trabajo, vida diaria o por la noche, presentan cifras elevadas de presión arterial. A este patrón se le denomina ‘hipertensión enmascarada’ porque no da la cara en la consulta y, como se asocia a alto riesgo cardiovascular, debe seguirse y tratarse”. Se puede sospechar en presencia de obesidad, diabetes, enfermedad renal crónica o por tener cifras en la consulta muy próximas a la hipertensión (por ejemplo, 130-139 de sistólica).

¿CÓMO PREVENIRLA?

El ponente explicó que la hipertensión arterial es una dolencia crónica, es decir, su diagnóstico “es en principio para toda la vida”. En ausencia de tratamiento, la dolencia afecta sobre todo al corazón (infartos), el cerebro (ictus y demencias vasculares), el riñón (insuficiencia renal) y también ocasiona daño ocular. A la hipertensión se le suele llamar “asesino silencioso” pues puede matar sin dar síntomas hasta que ocurre una complicación.

“Mata y mata mucho, la presión elevada afecta a 1.000 millones de personas en el mundo, matando a 10 millones al año. Además, por las enfermedades que ocasiona, produce mucha discapacidad”, sostuvo el experto

Afortunadamente, hoy en día se cuenta con tratamientos eficaces y seguros para prevenir y tratar estas consecuencias. La mejor manera de prevenir y controlar la hipertensión arterial es llevar un estilo de vida saludable, como una dieta sana, incluyendo moderación en el consumo de alcohol si se bebe (si no, no hay razón para beber, sobre todo en personas jóvenes), o actividad física regular (al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico moderado, como andar montar en bici o nadar la mayor parte de los días de la semana­.

“También es importante reducir el exceso de peso, por cada kilo de peso que se pierde, la presión arterial se reduce en 1 mmHg”, aseguró el doctor Banegas. Por último, no fumar es esencial para reducir el exceso de riesgo cardiovascular que deriva de factores de riesgo como la hipertensión y el tabaco.

Además, actualmente se dispone de un amplio arsenal de fármacos antihipertensivos, cuya eficacia y seguridad han sido científicamente demostradas. “La indicación de estos medicamentos incumbe a los médicos que atienden a estos pacientes, como también es esencial la intervención del personal de enfermería en los programas de educación en estilos de vida saludables de los pacientes y su seguimiento”, concluyó el conferenciante.