La sierra de Albarracín se ha consolidado durante los últimos años como uno de los destinos favoritos de la modalidad de escalada conocida como búlder, en la que no se utilizan sujeciones. Consiste en trepar por grandes rocas y peñascos, como las que abundan en el paraje protegido de Rodeno.

Este turismo deportivo, procedente en gran parte del norte de Europa, Estados Unidos, Singapur y Australia, contribuye a animar la comarca de Albarracín y tiene un impacto muy positivo en la oferta turística.

«Para nosotros es un tipo de visitante fundamental», subraya Octavio Collado, que regenta el restaurante Alcazaba en la cabecera de la comarca. «Muchos llegan en autocaravana y algunos aficionados se quedan por aquí hasta un mes», afirma.

La fama de los pinares de Rodeno ha ido en aumento entre los escaladores, en particular a partir del puente de Todos los Santos del 2015, cuando se concentraron en la zona 3.000 aficionados. «Se trata de un turismo de gran poder adquisitivo», asegura Collado. «Se comenta que Albarracín posee unas condiciones naturales que la convierten en el segundo lugar del mundo para el entrenamiento de quienes practican búlder», añade.