Mientras la situación financiera del Real Zaragoza sea la que es, dramática pero ordenada, y ello provoque que el límite salarial anual autorizado por la Liga genere las restricciones consecuentes; mientras no haya una aportación de capital externo, o desde dentro si hay un giro de 180 grados de la posición actual; mientras eso no suceda, la SAD tendrá que vender a alguno (o algunos, según las cantidades de los traspasos) de sus mejores futbolistas para equilibrar los balances.

Lo que ocurrió con Lasure la temporada pasada será difícil que se repita. El Eibar ofreció 1,7 millones de euros en las últimas horas de agosto y la decisión de la SAD fue rechazarlos. Aquello se hizo así porque la cantidad quedaba algo por debajo del umbral en el que no hubiera habido dudas y para lanzar un mensaje de fuerza después de años de terribles debilidades. Ni a toda la entidad le convenció la decisión en aquel momento y a muchos menos luego.

En el Zaragoza hay jugadores atractivos. Cristian es el mejor pero tiene 33 años. Entre los jóvenes cuenta con proyectos cotizados. James, Papu, Pombo, Nieto, Soro... Si la necesidad termina obligando, el club tendrá que saber vender. Por ejemplo, es un buen verano para traspasar a James, que ha hecho cima de rendimiento. Y un mal momento para vender a Papu, devaluado pero con 8 o 10 goles al año en sus botas y un gran potencial económico futuro.