A veinte días del comienzo de la sexta temporada consecutiva del Real Zaragoza en Segunda División, ya se puede entender que Imanol Idiakez no podrá llevar a su equipo hasta el inicio de la competición en el óptimo nivel que cualquier entrenador presupone al llegar. No está hecho el conjunto ni ha calado la idea, que mejorará sin duda en los cuatro amistosos de boato que le quedan al cuadro aragonés. Por ahora, el retardo en la llegada de los hombres del gol, sobre todo las graves lesiones que han sacudido el tiempo de preparación, enseñan solo el propósito, no la realidad.

Por partes, las diferencias son evidentes en las líneas del equipo. La portería, en trazado continuista, será la misma o mejor. La defensa está cerrada en cuanto a número, pero deja dudas de funcionamiento. En el centro del campo no solo hay un espacio clave vacío, sino que faltan tres titulares, todos lesionados. Arriba no hay menos necesidades. Lo recordó Idiakez a la conclusión del partido ante el Nástic: «Esperamos dos delanteros. Nos ayudarán, claro», dijo el técnico, consciente de que el primer día de verdad no tendrá ni a Eguaras ni a Guti para la medular que tantos quebraderos de cabeza le ha creado desde su llegada.

Poco o nada hay que hablar de la portería. Álvaro Ratón sobrelleva con entereza y profesionalidad los enredos externos y Cristian Álvarez es el mismo que fue. En Tarragona, el primer día que tuvo trabajo de verdad, recordó las mejores tardes de la pasada campaña. Dos paradones dejó en el Nou Estadi que valieron la mitad. El primero, en un cabezazo abocajarro mal defendido, se lo transformaron en gol con otro remate aún más sencillo.

La defensa dejó desajustes, con problemas en la salida de balón por el centro y fragilidad en el combate cuerpo a cuerpo en los costados. Delmás y Álex Muñoz ruborizaron a Grippo y Perone. Fueron mejores con el balón, en tranquilidad, precisión y dominio de los espacios. Si Idiakez insiste tanto con el zaragozano en el centro de la zaga, por algo será, aunque se le espera en el lateral derecho igual que a Lasure en el contrario para aportar esa agresividad que requirió públicamente su técnico.

En la delantera, a la espera de Marc Gual y un compañero, Pombo es mejor por galones. Tiene más cuajo, otro aire incluso en los gestos. Idiakez lo quiere cerca de la portería, haciendo goles como prometió Jeison Medina, que dio otro paso en Tarragona. Su aportación es aún insuficiente, pero enseñó instinto para la anticipación en el remate e intuición en el desmarque.

El problemón queda en el centro del campo, donde se acumulan ausencias y no acaban de convencer los obligados inventos. Idiakez ha probado con insistencia a Verdasca, que se acomoda a ratos, y en Tarragona hizo un ensayo con Buff que no parece de largo recorrido. Por ahí también ha pasado Torras y se le supone el sitio a Javi Ros, que podría ser el elegido si no llegase a tiempo Zapater. Su vuelta a los entrenamientos se anuncia anticipada, como la de Papu, al que le guardan un espacio en el vértice alto del rombo, ese donde tan bien se ha desenvuelto Soro. El interior izquierdo quedaría para James, trabajador y solidario pero aún tímido con el balón; el derecho, si no está Ros y no llega Zapater, tampoco tendría nombre. O sería Biel, o Nieto, o ese otro que al final sí haga falta fichar.