--¿De niño había pensando en algún momento que podía llegar a ser futbolista profesional?

--No, pese a que el fútbol era mi pasión, porque siempre tengo el recuerdo de bajar al campo del Ebro, que entonces no estaba vallado, con mis cuatro hermanos, con las botas puestas y el balón debajo del brazo, a jugar al fútbol. En juveniles, con 18 años, y en la etapa posterior en el Endesa Andorra (Segunda B) es cuando vi que podía ser futbolista.

--¿Y en llegar el Real Zaragoza?

--Tampoco. Iba poco a La Romareda, solo algún partido suelto, y no pensaba en eso ni en vivir cosas tan bonitas. Cuando vas madurando es cuando te das cuenta de que puedes lograr ese sueño.

--Usted ficha por el Stadium con solo 10 años, ¿pero se considera un jugador de la calle?

--Para mí fue fundamental haber aprendido en la calle y jugar con gente 4 años mayor, porque mi hermano mayor (Luis) me lleva esa edad y jugaba con su cuadrilla. Eso te permite aprender esas triquiñuelas de la calle.

--Empieza jugando de libre, pero le faltaba altura y al final acaba de lateral derecho.

--En mi última etapa de juvenil y sobre todo en el Endesa, con Aróstegui, me pusieron de lateral y fue un acierto. Pude seguir haciendo mi fútbol ofensivo y fue fundamental en mi carrera.

--¿Se considera un poco profeta en su tierra?

--Totalmente, porque poder hacer con el Zaragoza lo que yo hice y estar once temporadas en el equipo de mi tierra, con triunfos importantes, no es nada fácil para los de aquí. Siempre me he sentido querido en La Romareda y me siento profeta en mi tierra.

--Y eso que Antic y Víctor Fernández no se lo pusieron fácil.

--Para nada. Antic quería que bajara al B y me negué. Venía de quemar esa etapa de formación con dos años en el Endesa y le dije que no y que cuando quisiera contar conmigo estaría preparado. Tardé siete meses en jugar un partido de Liga y luego jugué 16 seguidos. Con Víctor también me costó, pero luego conseguí hacerle ver que podía ser útil. Me conocía desde los 10 años, del Stadium, y siempre hubo buena relación. Fue un entrenador importante en mi carrera.

--Llega Txetxu Rojo y debe irse porque no cuenta con usted. ¿Lamenta no haberse podido retirar en el Zaragoza?

--Esa es la espina que siempre he llevado clavada y me dolió mucho. Pensaba hacer toda mi carrera en el Zaragoza, pero no pudo ser. Txetxu apostó por otra gente y yo, con 30 años, quería seguir jugando. Por eso acepté la cesión al Alavés. Al año siguiente me fui cedido al Numancia y tras una temporada en Grecia decidí retirarme.

--En mayo del 2015 se cumplirán 20 años de la Recopa. ¿Qué bonito fue aquello?

--Fue impresionante. Participar en ese título, siendo de la tierra, fue increíble.

--Usted tuvo la suerte de jugar en uno de los mejores equipos de la historia del Zaragoza.

--Sin duda. Por eso haber sido un referente de ese equipo y titular en un equipo plagado de figuras es importante para mí. Entonces era el referente de la casa.

--¿No tiene la impresión de que aquel equipo de la Recopa se deshizo demasiado pronto?

--Había gente para hacer una buena transición y para ir rejuveneciendo el equipo poco a poco. Sin embargo se fueron quedando jugadores en el camino pronto. No hubo paciencia.

--¿Cuál ha sido el mejor jugador que ha tenido a su lado?

--Mi referente cuando iba a La Romareda era Juan Señor. Para mí es un mito y en el que me fijaba muchísimo.

--Ya que habla de la selección, usted también estuvo en ella.

--Estuve en la selección del 94 al 96. No fui por poco al Mundial de Estados Unidos, pero en noviembre del 94 me llamaron ya por primera vez. Para mí eso también fue un hito porque no había estado en ninguna selección nacional y fui directamente a la absoluta. Jugué 17 partidos, entre ellos la Eurocopa del 96.

--Jugar una Eurocopa debe ser algo sensacional.

--Pero eso no es nada comparado con el debut en Sevilla, que ganamos 3-0 a Dinamarca. Pensaba que había ido para hacer número y que iba casi de acompañante de Higuera, pero la sorpresa fue cuando Clemente puso a Ferrer de lateral izquierdo y confió en mí de titular. Ese primer momento fue espectacular, el campo lleno, el himno, todo.

--Tendrá miles de anécdotas.

--Sí, pero siempre me acuerdo de la misma, lo que pasó después de la Recopa, que no había nada preparado por si ganábamos para celebrarlo. Lo que vivimos después en Zaragoza fue espectacular. La ciudad se volcó con nosotros en la plaza del Pilar.

--¿Usted pudo irse?

--Al acabar la Recopa me contaron que el Superdepor se había interesado por mí y me dijeron que Lendoiro había llegado a ofrecer 350 millones de pesetas, pero yo tenía una cláusula de 400 y don Alfonso Soláns padre dijo que nunca me iría del Zaragoza. Me arregló el contrato y, pese a que habría ganado más dinero, preferí quedarme.

--¿Usted le tiene que estar agradecido al fútbol?

--Sí. Me lo dio todo. He jugado en el equipo de mi tierra y fui internacional. Mi sueño era ser el jugador que más veces había vestido la camiseta del Zaragoza, lo que hizo mi amigo Aguado, pero no pudo ser. De retirarme aquí quizás lo hubiera hecho.

--¿Por qué no ha seguido ligado al fútbol?

--No lo sé. Sigo el fútbol por televisión y voy a La Romareda, pero, por ejemplo, nunca me he planteado si sería o no un buen entrenador. Mis cosas fueron por otro lado, concretamente por la empresa deportiva y por el asesoramiento deportivo en equipamientos, pero nunca es tarde para volver al fútbol. No me veo como entrenador, pero sí como colaborador en alguna otra faceta deportiva en el club. Eso estará por llegar cuando sea.

--Pero su nombre ha sonado hasta para presidente.

--La verdad es que fue un sorpresón cuando se dijeron cosas sobre esa posibilidad, pero no me veía en ese puesto. Puedo colaborar en el club y en el club de mis amores en diferentes facetas, pero la de presidente desde desde luego no hubiera sido la mía. Con el agradecimiento que tengo al club estaría dispuesto a hacer muchas cosas.

--Eso quiere decir que en algún momento se ve colaborando con el Real Zaragoza?

--Puede ser, pero si tiene que llegar, llegará. No me he ido mal de ningún sitio y que estoy abierto a cualquier posibilidad. Soy una persona normal, aragonés y de la casa y la gente me quiere.

--Todos sus hermanos han jugado al fútbol, pero sus tres hijos practican otros deportes. ¿quizás eso tampoco ha favorecido que continuara ligado al fútbol?

--Todavía tengo dos hermanos que son árbitros de la liga laboral y algún sobrino que juega al fútbol, pero mis hijos no tenían condiciones para este deporte y han preferido practicar otros. De todos modos lo importante es que hagan deporte. Mi familia siempre ha sido futbolera.

--¿De no haber sido futbolista que le hubiera gustado ser?

--No lo he pensado nunca y no lo puedo decir. Yo era buen estudiante y una de las espinas que tengo clavadas es que, a raíz de tener que moverme de Zaragoza, no pude acabar la carrera de magisterio por educación física por una sola asignatura. Hice la formación profesional los cinco años y me hubiera gustado terminar la carrera.

--¿En verano llegó a pensar que el Real Zaragoza iba a desaparecer?

--No, porque nunca se iba a dejar desaparecer. Pensaba que, pese a la crisis, algo se iba a hacer en el plano institucional para echar la primera mano y que pudiera salir adelante. Esto es una Sociedad Anónima Deportiva y debe salir adelante con sus propios ingresos, pero de verdad que no pensé que iba a desaparecer.

--¿Considera que para su viabilidad es necesario que ascienda cuanto antes a Primera División?

--Sí, porque la deuda y todos los problemas que arrastra el club hacen que eso sea una necesidad. La diferencia en los parámetros económicos entre estar en Segunda y en Primera División es abismal. Zaragoza es la quinta ciudad de España y se merece tener un equipo en Primera.

--La temporada pasada se quedó lejos de ese objetivo. ¿Cree que esta campaña tiene plantilla para poder ascender?

--Sí, pero va a ser una temporada con muchos altibajos. Yo no veo al Zaragoza como líder absoluto de la categoría y marchándose primero como otros años ha sucedido en Segunda División, por eso tendrá que pelear hasta el final por conseguir una de las dos plazas de ascenso directo. Lo importante es que el equipo se encuentre siempre en puestos de promoción para estar en la pelea por subir hasta el final. Hasta ahora se está compitiendo bien.

--El Zaragoza de la Recopa surgió de aquella promoción con el Murcia para mantenerse, ¿por qué no soñar con ascender en una promoción y pensar que aquello se puede repetir ahora?

--Puede ser, por qué no. Ahora mismo las cosas se pueden hacer con más tranquilidad, sin locuras en el plano económico y paso a paso. Veo una Romareda mucho más paciente a nivel de aficionados, pero también hay que dar cada paso con mucha seguridad. Uno de los mejores recuerdos que tengo de mi estancia en el club es aquella promoción contra el Murcia con La Romareda llena y estoy seguro que a cualquier equipo le asustaría jugar ahora un partido de este tipo en nuestro estadio con el Real Zaragoza busca el ascenso. La Romareda es un estadio de Primera División a Primera. Creo que en esa situación tendríamos mucho a ganar.