El partido de ayer en Pinilla debía servir para mejorar las pobres sensaciones y los resultados que venía cosechando el Real Zaragoza ante rivales de Segunda División B. Sin embargo, el Villarreal B puso en evidencia las carencias de un conjunto aragonés que sigue demasiado verde y cuyos engranajes están todavía poco engrasados. La maquinaria zaragocista no está funcionando en los primeros compases de la pretemporada y cuesta no preocuparse vistos los tres pinchazos, pero sacar conclusiones resulta excesivamente precipitado. Eso sí, Natxo González no ocultó su enorme descontento y todavía tiene mucho trabajo por hacer para llegar a la primera jornada de Liga ante el Tenerife con garantías.

Hasta ahora, ante la UD Logroñés y el Mirandés solamente había encajado el Real Zaragoza a balón parado, pero ante el Villarreal B recibió gol también en jugada. La actuación de la retaguardia del equipo aragonés resultó preocupante. El deseo es que fuera una mala tarde, pero aparecieron algunos fantasmas sobre el verde turolense que recordaron a la nefasta campaña pasada. Grippo fue el más notable, Valentín estuvo correcto aunque cometió un par de errores groseros. Después salieron Verdasca y Zalaya, los centrales más nóveles, y su actuación no resultó nada brillante, aunque su juventud invita a pensar con optimismo de cara al futuro ya que mejorar lo expuesto en Pinilla es sencillo. Por si no fuera poco, Álvaro Ratón volvió a fallar a balón parado.

Natxo González, como acostumbra, alineó una formación que bien podría ser la de la primera jornada de Liga, al menos con los efectivos disponibles a día de hoy. Ratón, Alberto Benito, Ángel Martínez, Grippo, Papunashvili, Buff y Borja Iglesias se postulan como la actual columna vertebral y el técnico duda con otras piezas con las que va probando. Así, ayer Valentín acompañó al suizo en el centro de la zaga, Zapater y Javi Ros formaron en el doble pivote y Alain Oyarzun entró en la izquierda en lugar de Pombo.

DE MENOS A MÁS

El Real Zaragoza no salió a mandar. Buscó ser rocoso atrás y no conceder a un filial amarillo que exhibió hambre y descaro durante todo el encuentro. El primer acercamiento, eso sí, fue de Borja Iglesias, quien bajó con calidad un balón largo, aunque su disparo lo envió demasiado alto. El gallego sigue sin ver portería en los tres amistosos de más nivel, aunque no será por intentarlo. En el minuto 11, Raba sorprendió a Ratón con un gol olímpico y adelantó al Villarreal B en el que es el segundo fallo del portero en una jugada a balón parado, un error impropio de su altura.

Salvando la voluntariedad de Borja Iglesias, que no duda en caer a banda, combinar y chutar en cuanto puede (sin fortuna alguna), solo Papunashvili salvó ligeramente la papeleta en la primera mitad.

Mientras, el equipo de Javi Calleja encontró con demasiada facilidad los espacios entre líneas y en las bandas que dejó el Real Zaragoza. En defensa, los aragoneses estuvieron incómodos y, en ataque, el equipo estuvo muy quieto, poco combinativo, espeso y sin ideas. Después de unos minutos de poco fútbol, el balón parado llegó al rescate. Los lanzadores buscan siempre a Grippo. La primera que fue a rematar se la quitó un defensa y, en la segunda, llegó a tocar la pelota tras un córner. El cuero llegó a Zapater y con el muslo empató el choque.

A partir del gol se vieron brotes verdes en el conjunto blanquillo, pero demasiado breves en el tiempo. Borja Iglesias falló lo infallable después de una recuperación de Papunashvili en el área contraria. Desde el punto de penalti, solo y con mucho tiempo para pensar, el delantero envió la pelota cerca del palo derecho del aragonés Diego Fuoli.

El guion en la segunda mitad se volvió gris oscuro con el paso de los minutos. El desparpajo de Pombo animó los primeros compases con dos disparos lejanos y Papunashvili y Buff entraron algo más en juego a través de varias triangulaciones.

DESPISTES

Entonces comenzaron las imprecisiones y los problemas atrás. La primera fue de Valentín con una peligrosa cesión que Ratón solventó como pudo. Después, Lozano recibió en la frontal ante la pasividad de Ros y su disparo acabó dentro de la portería tras tocar en Verdasca.

A la media hora del segundo acto, Buff se topó con el larguero con un disparo lejano y, al minuto, fue Villa el que le comió a tostada a Benito, recortó al meta, pero sin ángulo también golpeó la madera. Tras una diagonal de Papunashivili que obligó a Fuoli a estirarse, Dalmau puso el tercero y encendió las alarmas defensivas. El portero sacó desde su meta, peinó un atacante anticipándose a Zalaya y el delantero amarillo ganó en inteligencia y velocidad a Verdasca. Aún pudo Dalmau marcar otro más ya que el Real Zaragoza se marchó del partido. Queda mucho por mejorar.