—¿Cómo están yendo estas primeras semanas en Zaragoza y la pretemporada?

—Bastante bien. Cuando llegué me enseñaron un poco la ciudad, aunque ya había venido a jugar, con el Valencia sobre todo. En cuanto a la pretemporada, entrenando duro y con bastante carga. Ahora estamos metiendo un poco aspectos tácticos de cara al inicio de Liga para adquirir los mecanismos que quiere el míster.

—¿Qué club y qué equipo se ha encontrado?

—Me habían recomendado el club. El recibimiento ha sido bastante bueno por parte de todos y estoy muy contento. No ha sido difícil la adaptación.

—Los jugadores este año están comentando precisamente que el ambiente es muy bueno. ¿Es para tanto?

—Sí, hay muy buen rollo y nos llevamos muy bien todos. También esa mezcla de jóvenes y veteranos viene muy bien para el vestuario. Estoy muy contento con todos.

—¿Con quién ha hecho mejores migas?

—Llegué a la par que Carlos (Vigaray) y me llevaba bien con él en Vitoria, lo mismo que con Luis Suárez , Javi Ros, Pombo…

—¿Cómo se fraguó su llegada al Real Zaragoza? Porque ya viene de lejos, del pasado mercado de invierno.

—El año pasado ya hubo interés, pero surgió la posibilidad de ir a Primera División. Este año ya sabíamos que el Zaragoza estaba detrás y yo lo tenía claro. Quería venir a un club bueno, un buen equipo y con una afición increíble. Es un sitio que me han recomendado, donde se puede jugar y seguir creciendo como futbolista. Hablé con Lalo y con Víctor y me gustaron bastante las palabras que recibí.

—¿Cuánto ha tenido que ver Víctor Fernández en su llegada?

—Al final la llamada del míster es un también un plus, lo mismo que Lalo, que llevaba ya muchas semanas detrás. El tema entre los clubs se demoró un poco, pero lo importante es que he empezado aquí en la pretemporada y estoy muy contento de estar aquí.

—Teniendo más ofertas, ¿qué le ha convencido para jugar en el Real Zaragoza?

—La grandeza. Es un club grande, con un estadio al que van 25.000 personas cada fin de semana, en el que te ve mucha gente y un buen escaparate, pero estoy centrado en trabajar día a día, hacer una buena temporada y crecer. Sé que soy joven y que tengo que aprender muchas cosas aún.

—¿Cuál es el objetivo para esta temporada?

—Está claro que el Real Zaragoza es un equipo que tiene que estar en Primera. Eso está claro. Ahora bien, nosotros trabajamos y tenemos que empezar desde Tenerife, desde el primer partido, ganando. Hasta dónde podamos llegar lo marcaremos nosotros, pero está claro que nosotros vamos a intentar conseguirlo porque es lo que la gente ansía.

—Se le nota ambicioso y con confianza.

—Siempre tengo confianza. Es muy importante empezar bien, mantener una continuidad, que es muy difícil en Segunda División porque es una Liga larga y los equipos tienen muchos altibajos, pero vamos a intentarlo hasta el final.

—¿Ve mimbres y equipo para conseguir el ascenso a Primera por fin?

—Sí. Me he encontrado muy buen equipo y muy buenos jugadores. Ya había el año pasado, pero no hubo esa regularidad necesaria. Los nuevos vamos a aportar profundidad y verticalidad y atrás, por ejemplo, Pichu Atienza es un central que me gustaba de lo poco que le había visto.

—¿Cómo se toma este año a nivel personal siendo joven y tras haber jugado en Primera?

—Soy joven y tengo mucha hambre y ganas de demostrar, de jugar, de dar un paso adelante y decir que aquí estoy yo. A eso he venido aquí, con toda la confianza del mundo, siempre yendo hacia delante, trabajando día a día y teniendo una mente fuerte aunque salgan las cosas mal, porque es normal que haya altibajos.

—¿Qué le puede aportar al Real Zaragoza desde el césped?

—Me gusta estar abierto en la banda para recibir, encarar e ir al espacio. En las transiciones me gusta estar un pelín descolgado y los entrenadores que he tenido me han dejado algo aislado para tratar de hacer daño.

—¿Quedarse descolgado es algo que también le ha pedido Víctor o más bien que hay que defender?

—Ahora tenemos que hacer muchas más cosas. Defender es muy importante y lo tengo metido en la cabeza, pero en ataque le gusta que esté abierto para que haya profundidad e intentar buscar el uno contra uno, los centros o la portería.

—Ha jugado principalmente por la izquierda, pero también en la derecha y metiéndose hacia el centro. ¿Qué lado prefiere?

—Depende de cada partido. Hay días que me siento bien en la derecha y otros juego en la izquierda y también estoy bien. Sí que es verdad que en la derecha se puede buscar el recorte hacia dentro y el gol, pero donde me ponga el míster me da igual.

—En los últimos dos años han estado Alain Oyarzun y Diego Aguirre, dos extremos zurdos que no han cuajado. ¿Le preocupa que ellos no triunfasen aquí?

—No. Pienso en mí, en lo que puedo aportar al equipo y no en los jugadores que ya han pasado, porque eso es precisamente pasado y ahora mismo el que está aquí soy yo.

—¿Cómo ha sido su trayectoria deportiva?

—Nací en Albacete porque mi padre jugaba allí, pero me crié en Benidorm. En alevín me fui a Alicante y salté a fútbol 11 en el Kelme. En infantil de segundo año me fichó el Valencia y estuve tres temporadas, muy buenas todas, y me fui al Barça, a la Masía, los dos primeros años de juvenil. Aprendí mucho, me lo pasé muy bien y el último año de juvenil volví al Valencia y estuve también en el filial, con Curro Torres, al que le agradezco mucho todo lo que ha hecho por mí siempre. Después estuve un año en el filial, empecé la pretemporada con el primer equipo y estuve en el Mestalla hasta enero, cuando hubo la intención de venir aquí o a otros clubs de Segunda, pero salió la opción del Alavés. Y hasta aquí (se ríe).

—¿Cómo es la Masía? ¿Es tan idílica como parece?

—Coincidí con jugadores como Aleñá, Cucurella, Eric Montes, Oriol Rey, Chumi… Estás allí todo el día con tus colegas yendo a clase y luego a entrenar y, en juveniles, como entrenábamos por las mañanas, venían los profesores a la Masía. Nos lo pasábamos muy bien y es muy chulo todo.

—¿Por qué salió del Barcelona?

—Querían darle la oportunidad a otros jugadores. Había una sanción de la FIFA y había varios internacionales que estaban allí pero que no podían jugar. El año que salí ya podían jugar, así que salgo y no pasa nada.

—Curiosamente su debut con el primer equipo del Valencia fue en La Romareda frente al Ebro. ¿Cómo lo recuerda?

—Fue muy emotivo. Estaba calentando y pensaba que no iba a salir ya. Faltando diez minutos me llamó Marcelino y ni le escuchaba, porque estaba ansioso por entrar al campo. Es un orgullo debutar con la camiseta del Valencia y además en La Romareda. Es un estadio que me encanta y hay un detalle que me gusta mucho, que son las porterías. Las veía de pequeño y me acuerdo de Diego Milito, Chupete Suazo o de Ander Herrera.

—¿Qué pasó en el Alavés para que jugase tan pocos minutos?

—Cuando llegué estaba metido en Europa. Era un equipo bastante rodado, con gente veterana y el míster (Abelardo) no hacía muchas rotaciones, pero estoy muy agradecido a toda la gente del club. He aprendido y madurado y no tengo nada que reprocharle a nadie, solo darle las gracias a todos los que me han ayudado.

—¿Se le ha quedado una espina clavada? Era su primera experiencia en la máxima categoría y no salió como esperaba.

—Sí que tengo una pequeña espinita y creo que podía haber jugado bastante más y haber ayudado, pero sé que soy joven y tengo muchas ganas de demostrar.

—Su padre, Vicente Blanco ‘Tito’, ha sido futbolista profesional. ¿Es fácil o difícil ser hijo de un jugador?

—No me ha perjudicado. Por mi crecimiento en el mundo del fútbol no se me enmarca como el hijo de Tito. Soy Álex Blanco. Es verdad que me preguntan por el tema de mi padre, pero siempre he demostrado que no he jugado en ningún equipo por ser hijo de nadie. Eso sí, siempre he acatado sus consejos.

—¿Cuál es el mejor que le ha dado?

—Siempre habla de la constancia y del trabajo día a día. Él era un jugador que trabajaba muchísimo y muy profesional, incluso más que yo. Siempre me decía que estirase, que me alimentara bien… Intentará venir a los partidos de La Romareda ahora que ya no ejerce como director deportivo del Levante.

—¿En qué jugadores se fija para mejorar?

—Con Vicente Rodríguez he tenido varias charlas, porque se encargaba en el filial con Jorge López, que jugó aquí. Vicente me ha dado muchos consejos y siempre me había fijado en él porque era un extremo buenísimo. De ahora me fijo bastante en Mbappé o Neymar, pero me fijo más en mí. Está muy bien verles y sus detalles, pero pienso más en mí y en lo que puedo dar.