Regresa a La Romareda. ¿Es especial para usted?

Claro. Cuando juegas contra un equipo en el que has estado, donde cogiste ese cariño a los compañeros y al club, se hace especial ese partido, aunque tampoco hay que darle más importancia.

Pero vivió un curso difícil en el Zaragoza en la 18-19 tras desvincularse del Sevilla, donde llegó hasta su filial.

No fue un año bueno para mí, ni para nadie porque el equipo en general no funcionó. Al final esas situaciones te hacen madurar como persona y como jugador. Para mí el Zaragoza significaba una gran oportunidad, un escaparate importante. Empezamos bien, en pretemporada la cosa marchó, comencé jugando, luego me quitaron sin haber perdido, algo que no entendí demasiado, y las veces que volví a salir, sin ritmo y sin confianza, no se me hizo nada fácil dar lo mejor de mí.

Al verano siguiente de venir se marchó al Tenerife con la carta de libertad.

Sí. Decidimos salir, llegamos a un acuerdo y ya está. Me quedo con las situaciones que superas, que te hacen crecer y ser más fuerte porque lo que viene después lo afrontas con otra perspectiva y con más ganas.

Con usted también salieron en ese verano Marc Gual, Álvaro Vázquez y Verdasca, con los que hizo muy buena relación y una especie de camarilla. ¿Cree que se les señaló por eso?

No sé si se nos señaló a los cuatro o no. No me arrepiento de nada de lo que hice, me comporté ejemplarmente dentro y fuera del campo. La gente podía hablar de lo que quisiera, pero yo la conciencia la tenía muy tranquila. Por quedar con esos compañeros, ya que también lo hacía con otros, no creo que pasara nada.

¿Había en ese vestuario grupos?

No los había. Siempre en una plantilla tienes más afinidad con unos que con otros por las circunstancias, si eres de fuera, si tienes o no pareja u otros factores, porque a Marc lo conocía de antes. Pero no veo que eso supusiera ningún problema y no hicimos nada de lo que debamos arrepentirnos. Intentamos defender el club, ese escudo, y no nos salieron las cosas.

En el Tenerife está jugando mucho en estas dos temporadas y casi siempre de lateral zurdo.

En los primeros meses aquí me costó entrar y cuando lo hice actué de central, pero Rubén Baraja me empezó a poner de lateral y ahí me quedé. Es un cambio importante, tienes que adaptarte físicamente, ya que son otros conceptos, otro estilo... Pero también había jugado en el Hércules, en la cantera, y tampoco me supuso algo tan novedoso.

¿Qué pone ahora en su definición como jugador, central o lateral?

Ahora mismo yo pondría lateral, porque estoy jugando ahí. Pero también soy central, que lo hagas bien en un sitio ya no quiere decir que no puedas actuar en otro. Esa polivalencia es una virtud valiosa.

¿Qué ha cambiado Ramis en el Tenerife?

Tiene las cosas claras, así nos las transmite y la solidez defensiva nos ha dado mucho. Lo que vale en esta categoría es ser prácticos. De nada sirve jugar bien si después no finalizas y no gobiernas bien tu área. Hay que encontrar ese equilibrio entre defender bien y aprovechar las ocasiones que tengas y llegan los resultados. Nosotros lo estamos haciendo.

¿Hacia dónde mira el Tenerife? Tienen a 6 puntos el ‘playoff’ y se han alejado a 9 del descenso.

¿Al playoff? Qué va. Ahora miramos al Zaragoza y ya está. Es que en esta Liga pierdes dos jornadas y te metes en el lío. Vamos paso a paso y a ver hasta dónde nos da, pero lo primero es asegurar la permanencia tras lo que hemos vivido.

El Zaragoza está teniendo un año similar al que usted pasó aquí. Tres entrenadores, crisis, remontada con el tercer técnico...

Sí, en algo sí se parece, pero cada temporada es un mundo. Veo los partidos de vez en cuando y es un club complicado cuando las cosas no van bien por todo lo que lo envuelve. Los jugadores necesitan ese apoyo y la confianza de todos para sacar la situación.

¿En qué sentido cree que es un club complicado?

Me refiero a todo lo que lo rodea. Hay presión, como existe en otros clubs, pero la repercusión cuando las cosas van mal es mucho mayor, por esa historia, por lo que significa la entidad. Si las cosas van bien, ese escudo y esa camiseta te dan más motivación y todo fluye solo y de mejor manera que en otros sitios. Pero si las cosas van mal ese peso lo notas más, aunque sucede parecido en otros clubs históricos, también en el Tenerife pasa algo similar.

¿Ve sufriendo al Zaragoza hasta el final de Liga por salvarse?

No lo sé. Ahora diría que sí por la situación y por lo que hay en la tabla, pero ojalá que no porque tengo allí excompañeros y quiero que se salve por ellos. Su momento es complicado y necesitan acumular victorias y alejarse porque cada jornada que pasa y no lo logran se hace más difícil.

¿Con quién guarda relación?

Se han ido ya Lasure, Delmás o Guti, con los que me llevaba bien, igual que ahora se fue Guitián. Tenía buena relación con Javi (Ros), con Zapa... Me llevaba bien con todos, la verdad.

¿Qué significa el Zaragoza en su trayectoria?

Fue una etapa de transición en mi carrera, un paso en el que no me salieron las cosas como quería, pero me sirvió para hacerme más fuerte, para tener más ganas de reivindicarme al salir del club, por la forma un poco rara en que fue todo. Me quedo con lo que aprendí, con la experiencia vivida, no con lo negativo. Al Zaragoza siempre le desearé lo mejor.