Popularizó Elena Salgado, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía en la etapa de Rodríguez Zapatero, la expresión de los brotes verdes. Lo hizo en el 2009 y aludiendo a las tímidas mejoras que en su opinión ya se veían en la economía. Recurriendo a esa frase se podría decir que en el irregular y poco consistente Zaragoza de Natxo González sí se están viendo algunos de esos brotes verdes en los últimos tiempos, en particular en los dos partidos del 2018, aunque la reacción en algunas facetas hay que ubicarla tras el desastre en Almería en la decimoquinta jornada.

En los dos últimos encuentros en La Romareda el Zaragoza ha logrado una victoria (Tenerife) y un empate (Barça B). No es para que resuenen las campanas en la celebración, pero firmar cuatro puntos de seis sí es un salto cualitativo si se miran las deprimentes estadísticas caseras con las que cerró el 2017 en esta Liga, ya que había firmado 11 puntos de local en 9 partidos (dos triunfos, cinco empates y dos derrotas) cuando llegó al parón navideño.

En estos dos últimos partidos, además, el Zaragoza ha tenido más fútbol y ha sido más vertical que en muchos encuentros del curso. Se ha mostrado con más espíritu y energía y también con más capacidad asociativa, sobre todo ante el Tenerife, donde generó mucho fútbol en la línea de tres cuartos con la apuesta por el rombo y con Febas como centrocampista de enlace con Borja y Pombo, que se situaron como dupla de ataque.

Frente al Tenerife, el Zaragoza firmó un total de 11 disparos, tres de ellos a puerta, siete fuera y el palo del penalti de Borja, además de tener más la posesión que su rival (55%-45%), que apenas llegó al marco de Cristian Álvarez. Algo más de peligro generó el Barcelona B en el estreno del año en La Romareda, pero el Zaragoza tuvo también ese día más el balón (56%-44%) y se sobrepuso bien tras adelantarse en el marcador el filial azulgrana. En total, firmó 17 disparos, dos a puerta, dos al palo y 13 fuera, en unos buenos datos en ataque.

Además, en defensa está demostrando más entidad en los últimos tiempos, una mejoría que ha llegado desde el desastre de Almería. Desde entonces, en siete partidos, el Zaragoza dejó la portería a cero en cuatro -Reus (0-0), Sporting (0-1), Albacete (0-0) y Tenerife (1-0)-. Es decir, en más de la mitad. Mientras, en los 15 encuentros anteriores solo lo había conseguido en tres. La diferencia, como se ve, es notable. En los últimos siete choques encajó dos goles con el Cádiz, el primero estando con diez y el segundo con nueve tras las rojas de Verdasca y Cristian, le hizo uno el Barça B y, sobre todo, tuvo un inmenso borrón en Pucela, con seis minutos iniciales esperpénticos, donde recibió dos tantos y el Valladolid después haría un tercero.

Mejoras individuales

En los rendimientos individuales también hay brotes verdes. Eguaras se ha consolidado como ancla en la medular en los últimos siete partidos, primero con Zapater como pareja y ahora como único pivote, con un rendimiento cada vez mejor en la salida de balón. Ros ha dado un paso adelante, mejorando su nivel de inicio de curso y asumiendo galones. O Grippo en defensa anda más entonado. Y, claro, los canteranos. Pombo, ahora decisivo, Guti, indiscutible en el medio por fútbol y despliegue, Lasure, que se ha ganado con aplomo el inestable lateral zurdo, o Delmás.