Será difícil que cualquiera de ustedes encuentre en Zaragoza a mucha gente que hable bien en términos futbolísticos de Álvaro Vázquez y Marc Gual. El rendimiento de ambos jugadores, unidos por posición y sinergia personal, las cifras de goles marcados, el apasionamiento del debate, ciertos comportamientos, la comparación con el pasado más reciente y la alargada sombra de Borja Iglesias, poderoso e influyente en el campo y fuera de él, no les ha dejado en buen lugar.

Álvaro y Gual son dos buenos futbolistas para esta Segunda, con virtudes para jugar a buen nivel en la categoría. Capacidad técnica, movilidad, juego al espacio y, también, goles en sus botas, aunque insuficientes para llevar el peso absoluto en un equipo de la exigencia del Zaragoza. Esta temporada ninguno de los dos ha saltado ese obstáculo: no son goleadores puros ni marcan con naturalidad, como sí hacía, por ejemplo, Borja. Al lado de un nueve genuino serían acompañantes solventes. En verano, el Zaragoza tendrá que afinar mejor el perfil del delantero por el que apueste. Hace falta más gol.