La historia reciente del Real Oviedo es la de una lucha constante. Primero por sobrevivir, dos veces concretamente, y ahora por volver a Primera. En casi un abrir y cerrar de ojos el conjunto carbayón se vio en el 2003 en Tercera. Le crearon un engendro, el Oviedo ACF, pero salió y peleó por retornar. El gol de Kily al Mosconia arrancó el camino de la reconquista.

Muchos fueron los sinsabores con el paso de los años. Un ascenso a Segunda B que se truncó pronto bajando otra vez, Arteixo, Caravaca, Pontevedra, Eibar... Y Alberto González, propietario del club hasta el 2012, que huyó del país y de la justicia, no sin antes dejar al Real Oviedo más endeudado. Club, jugadores y, sobre todo, la afición se fortaleció y se unió en la adversidad.

Sus fieles así lo demostraron en la ampliación de capital del 2012. Movilizaron a más de 80 países, y lo consiguieron. Y entró el grupo Carso. Lo primero fue sanear las cuentas y crear las bases para volver al fútbol profesional. Simbólico fue el gol de Kily, pero el de David Fernández (sin olvidar el cabezazo de Cervero en la ida) en el Carranza fue la culminación de un sueño labrado a base de sufrimiento. Volvía el Real Oviedo al fútbol profesional cuando no dieron un duro por él. El espíritu del 2003 estaba muy vivo.

En estas tres campañas en Segunda no ha sufrido. Hasta se quedó a las puertas de la promoción de ascenso en los dos últimos cursos. Esta es una temporada marcada en rojo (o en azul, más acorde) en el calendario carbayón para dar el salto que le permita pelear por retornar a Primera desde aquella tarde en Mallorca en el 2001.

La deuda ha pasado de 15 millones a 78.000 euros, cifra que tendrá en junio, al final de la temporada, según anunció Joaquín del Olmo, asesor deportivo de la entidad. Los fichajes en todas las líneas han llenado de ilusión al Carlos Tartiere. Los Bárcenas, Alanís, Joselu, Boateng, Tejera, Javi Muñoz o Ibra están llamados a filas para otorgar un salto de calidad al conjunto de Anquela, que sigue en el banquillo por segunda campaña seguida.

Eso sin olvidar a gente importante que continúa como Saúl Berjón, Toché , Forlín o Ramón Folch. Este curso el técnico jienense ha reforzado el centro del campo, aún no ha perdido y ha dejado muy buenas sensaciones. Pocos dudan que estarán arriba, aunque la Segunda es muy complicada. Como dicen en Asturias, con mucha razón, esti muertu ta muy vivu.