Con el año recién comenzado y la victoria contra el Extremadura como único punto de apoyo, un triunfo que había dejado entrever que algo estaba cambiando a modo de indicio, James Igbekeme se lanzó al ruedo a porta gayola con el Real Zaragoza en el puesto decimoséptimo. El nigeriano aventuró que el equipo aragonés iba a ser el mejor de la segunda vuelta del campeonato y que tenía posibilidades de llegar al playoff a pesar de que la distancia era grande (trece puntos). Hoy, cuatro partidos después, dos victorias, un empate y una derrota mediante, la promoción queda a doce con el encuentro en Las Palmas pendiente.

A James luego le han secundado otros. De un modo u otro, Cristian, Guitián y hasta Nayim han entreabierto esa puerta, señal inequívoca de que la ambición ha regresado al Zaragoza. De lo que el equipo sea capaz de hacer hoy y en Lugo dependerán sus aspiraciones. Sin olvidar que lo primero es poner más tierra de por medio con el descenso.