La primera temporada de Papunashvili en el Real Zaragoza ya se intuía complicada por su adaptación a España y al equipo, pero el nivel del extremo georgiano ha ido dando pasos y poco a poco está ofreciendo ya un buen rendimiento. De hecho, se ha hecho con un puesto en la mediapunta, donde ha sido titular en los tres últimos partidos, sumando ya su participación en 27 encuentros entre Liga (24) y Copa (3), con un total de 1.294 minutos y cinco goles oficiales, cuatro de ellos en el campeonato liguero. Y el Zaragoza, que firmó a Papu hasta el 2021, sabe que tiene un valor de futuro en él, a sus 22 años (cumple 23 el de septiembre).

De hecho, la entidad zaragocista pagó una pequeña cantidad de traspaso al Dinamo Tbilisi y tiene atado al extremo con una cláusula que es de 10 millones en Segunda y 20 si el equipo asciende a la élite. Es decir, si la progresión de Papu prosigue, la sartén por el mango siempre la tendrá el club aragonés.

Ahora mismo el futbolista georgiano ya está siendo seguido por diferentes clubs, de Bélgica, Rusia, de la Championship inglesa y también de Primera de España. Se trata, por el momento, de un simple seguimiento, pero ya es revelador de que es un futbolista, internacional ya absoluto por Georgia, que despierta interés. El fichaje de Papu, concretado a principios del verano pasado, fue una apuesta muy personal de Lalo Arantegui, director deportivo, y de José Mari Barba, secretario técnico, que hace tiempo que seguían al jugador y que viajaron unos meses antes de cerrar la operación a Georgia para dejarla encarrilada.

Papu tiene que limar defectos todavía, como la excesiva conducción de balón o su tendencia a jugar en muchos momentos su partido, pero ha demostrado ser un extremo vertical y desequilibrante, con rapidez y capacidad para encarar, capaz de jugar en banda, pese a ser zurdo lo ha hecho a pierna cambiada por la derecha la mayoría de veces, o en la mediapunta, donde lo está haciendo últimamente para afilar el juego ofensivo.

«Voy entendiendo cada vez más el juego de aquí y mi adaptación ya está hecha, entiendo todo y estoy mejor, pero si hay algo que se me escapa están mis compañeros y el míster para ayudarme. Estoy contento con el resultado que he dado en este año, pero esto no termina aquí, hay que seguir adelante», señaló ayer el futbolista, en su tercera rueda de prensa, contando la de su presentación, como jugador del Zaragoza, donde, eso sí, dejó claro que sus avances con el castellano (lleva desde enero con un profesor) todavía son escasos. No, desde luego, para hablar de una forma fluida o para realizar una comparecencia en público.

De hecho, ayer, con una traductora, no se atrevió a prometer que la siguiente rueda de prensa la pueda hacer en castellano: «Me siento muy bien y estoy muy contento, me alegro de que mi juego sea de ayuda para el equipo. Somos futbolistas y hay que estar preparado siempre para cualquier cosa y posición. Jugaré donde el equipo y el entrenador me necesiten», añadió el extremo georgiano, que vivió su mejor día de zaragocista ante el Almería, con gol y ovación unánime cuando fue relevado en el minuto 66 de ese encuentro: «Me hizo muy feliz el aplauso de la gente, fue uno de los días más emocionantes de mi vida. Quiero darle las gracias a la afición, porque me he sentido muy querido. Para mí personalmente es un honor llevar esta camiseta».

Papu, con no poca paciencia del club y de Natxo por su lento proceso de adaptación, ha ido a más como jugador en el Zaragoza y no ha repetido su experiencia en Alemania, cuando fue en el 2015, sin haber cumplido 20 años, para jugar la mayor parte del tiempo en el filial del Werder Bremen. «Fui bastante joven y tenía que jugar con compañeros más preparados, pero también fue una experiencia y un reto que me hizo aprender mucho», aseguró Papu, que jugó en la Tercera alemana 20 partidos.

El extremo tiene en Pombo a su mejor amigo en el vestuario, aunque no lo quiso reconocer ayer. «Estoy feliz aquí, en la ciudad y en el vestuario. Somos una familia grande todos», sentenció, antes de reconocer las buenas sensaciones que le ofrece el equipo de cara a conseguir el ascenso a Primera, aunque sea por la vía del playoff, con el Zaragoza ahora mismo siendo cuarto clasificado, ya que el billete directo queda lejos, a 9 puntos cuando restan 12 por jugar: «Tengo muy buen pálpito con el ascenso, pero no debemos perder el sentido de la realidad, hay que seguir nuestro camino tranquilos, paso a paso, sin perder el objetivo final de subir a Primera», concluyó.