El partido se torció antes de empezar. Una lesión en el calentamiento es el peor escollo para un entrenador porque trastoca todo lo ensayado durante la semana y obliga a improvisar. Un mal asunto en cualquier circunstancia, pero más todavía en un escenario tan complejo como el feudo del líder. La lesión de Pichu Atienza, fijo en el centro de la defensa, obligó a cambiarlo todo sin tiempo ni margen de maniobra.

El cordobés sufrió un esguince en su tobillo derecho mientras calentaba junto al resto de los titulares. «Se ha hecho una torcedura en un control en el aire, se le ha ido el pie. No sentía estabilidad en el tobillo y ha sido inteligente y profesional», destacó Víctor al término del encuentro. El central se quedó en el banquillo con una bolsa de hielo pegada a la zona dañada.

En principio, el percance no parece revestir de especial gravedad, aunque será la evolución en los próximos días la que establecerá el periodo de recuperación del andaluz y si puede estar disponible para el encuentro del próximo fin de semana frente al Fuenlabrada.

Atienza, que ya estuvo dos meses fuera de los terrenos de juego tras sufrir un esguince de rodilla, volvió al equipo con el inicio del 2020 y, con él en el once, el Zaragoza ha contado por victorias los tres encuentros disputados -ante Sporting y Numancia en La Romareda- y en Gran Canaria frente a Las Palmas.