Había encontrado el Real Zaragoza un mínimo equilibrio defensivo con los cambios que introdujo a su llegada César Láinez. La simple permuta de José Enrique por Cabrera dio mayor consistencia atrás al equipo porque ambos se equivocaban menos en la posición cambiada que en su sitio natural. Una solidez solo mayor por comparación con el desastre que venía siendo. Las circunstancias, la lesión de Cabrera en este caso, obligaron ayer al técnico a cambiar de lateral. Apostó por Jorge Casado que, de nuevo, fue protagonista negativo. El segundo gol del Getafe nace en su banda tras el saque de una falta que él estaba defendiendo dentro del área. Damián pudo centrar con tranquilidad para el remate de Fuster.

La actuación del madrileño estuvo a la altura de toda su temporada, con más sombras que luces. El problema del Real Zaragoza sigue siendo la enorme diferencia que hay entre algunos titulares y sus suplentes, la ausencia de garantías cuando falta alguno de los jugadores importantes. Ayer el Zaragoza sufrió de nuevo por los laterales, por donde el Getafe pudo estirar el campo mientras los aragoneses insistían una y otra vez por el centro enganchados a las fulgurantes apariciones de Cani. El tanto de Molina se gestó por el carril de Isaac y el de Fuster, por el de Casado.

No es un problema nuevo, sobre todo con el madrileño. Casado fue el titular de Luis Milla y ya quedó retratado en alguna que otra ocasión, como aquella temprana tarde ante el Lugo o en los penaltis que regaló ante Nástic y Córdoba. Jugó hasta que pudo hacerlo José Enrique, pero los problemas atrás fueron alterando la defensa. Raúl Agné llegó a probar incluso a Bagnack de lateral, lo que terminó en desastre, y Casado volvió al puesto aquel día de Reus en el que Alberto Benito le recortó como quiso para empatar el partido.

El sufrimiento del equipo por los costados se notó mucho más en la segunda parte, cuando el partido se jugó casi siempre en el campo del Zaragoza y el equipo aragonés tenía la línea defensiva muy atrás. Entonces los errores, tan comunes, se convierten en mucho más peligrosos. Un mal pase, una anticipación mal medida, se convierten en ocasiones de gol del rival. El Zaragoza jugó con fuego varias veces.

Ahora que la temporada parece llegar a un punto muerto es el momento de probar cosas y ver si el equipo puede ganar jugadores para la temporada que viene. Por la cantera asoman prometedores chavales como Delmás o Lasure a los que César Láinez conoce de sobras y que bien pueden ser los próximos laterales del Real Zaragoza. Difícil será que ofrezcan un nivel menor del que ha sufrido el equipo toda la temporada. Solo hay que ponerlos.