El papel de Barkero en el Real Zaragoza entronca directamente , como se demostró ayer una vez más, con el simbolismo de los héroes otoñales. Tenía que haber sido actor principal en un conjunto muy justo de imaginación, pero nunca, limitado en lo físico, ha podido asumir ese estatus de cabeza de familia, de futbolista diferencial en la mayoría de los encuentros. Paco Herrera no le apea de titularidad por nada del mundo. El entrenador tiene su propia perspectiva dentro de un contexto muy particular y de una teoría consustancial a los técnicos de cualquier época: la veteranía es un grado. Espera de él, y a cuentagotas lo halla, que la pelota en los pies adquiera un poco de sentido. En menor medida busca algo similar de Luis García, en un registro distinto al del guipuzcoano. La apuesta por esa sociedad ha colgado a Víctor Rodríguez el cartel de revulsivo con el que triunfa a medias y se desespera por completo y ha dejado en la sombra a Javi Álamo.

Los resultados finales de los partidos en este último tramo de la competición presentaban a Herrera como un buen estratega por lo que se refiere a esta decisión más próxima al fetichismo que a la auténtica productividad. Barkero ha dado de sí 65 minutos de media en las 20 jornadas (dos desde el banquillo) en que ha participado, y solo ha sido trascendente como integrante del grupo y nunca como elemento primordial en cinco de las diez victorias que suma el equipo.

Un ejemplo de muchos

En Miranda de Ebro fue sustituido --también Luis García-- y el Real Zaragoza ganó en frescura y se llevó el triunfo. Es un ejemplo de muchos esta temporada. Se supone que el plan del entrenador es consumir el combustible suministrador y goleador de Barkero para poner los partidos de cara, y si no funciona --que no lo hace por lo general-- exprimir alguna alternativa con preferencia por Víctor. Hasta dónde llega la mano de Herrera y hasta dónde la propia naturaleza de este deporte, que es sabio cuantos menos artificios tácticos le implantan, son límites complicados de descifrar. Frente al Barcelona B goleó la naturaleza.

El centrocampista vasco ha sido relevado en 13 de las 18 ocasiones que ha salido de inicio en el campeonato y las cinco veces que ha aguantado hasta al final --con la excepción de Jaén, donde fue expulsado en el minuto 83--, el Real Zaragoza solo ha vencido en Las Palmas, perdiendo con Lugo, Numancia y Jaén y empatando con el Alavés. El tiempo completo le viene muy largo, demasiado Su participación directa en la conquista de los tres puntos se reduce a los duelos con Castilla, Ponferradina, Mallorca, Las Palmas y Alcorcón, siempre yéndose antes de acabar el juego salvo en el Estadio Gran Canaria.

Tres goles, una asistencia a Roger en El Molinón y un largo peregrinaje mortuorio por zonas y labores que no le correspondían en mejores épocas. Paco Herrera le ha entregado el liderazgo de la agonía, de la suya también porque el centro del campo es un auténtico erial creativo, un cementerio de elefantes.