La afición del Real Zaragoza va a utilizar esta tarde uno de los grandes afluentes del corazón líquido de la ciudad para desbordar su caudal de sentimientos. Brotará en el Pilar, epicentro de las alegrías y de las reivindicaciones históricas, y acabará en la fuente de vida de La Romareda, hasta hace poco paraíso de la felicidad y las ilusiones. El #17MdelPilaraLaRomareda ha sido el original reclamo a quien un gran número de seguidores se ha unido en las redes sociales para congregar a un ejército que debe hacerse bien visible físicamente frente a las hordas de Agapito Iglesias. Hoy es el día de la oración por la supervivencia del club, y también, intercalado entre la esperanza y la máxima de las incertidumbres y temores, el de empuñar entre todos el arma de la justicia humana y divina. Que no se pierda una sola bala por el camino, que cada fusil lleve el escudo del Real Zaragoza en la punta de la bayoneta. Pacíficos, sí, pero intolerantes contra la intolerancia en esa procesión entre la basílica y la catedral. Bautizados por la responsabilidad que casi nadie asume de ser el latido eterno más allá de este infierno. Hoy son más importantes las personas que los poemas. Esta tarde, sin embargo, no queda más remedo que remar juntos aunque nos ahoguemos de lirismo.