A pesar del mal año, ha habido aspectos positivos que invitan a abrir una ventana de optimismo de cara al futuro. Uno de ellos es el juego desplegado por el Zaragoza a raíz del regreso de Víctor Fernández al banquillo. Entendió que no era una plantilla física ni veterana y que la única manera de llegar a los triunfos era a través del balón, del ataque y de la verticalidad.

Hizo resucitar a los jugadores a nivel individual y como colectivo a base de un juego alegre, con su seña de identidad, porque hubo momentos de la primera vuelta en los que parecía que el conjunto aragonés se iba al hoyo sin que nada ni nadie pudiera remediarlo. Era un cuerpo sin alma y reaccionó hasta lograr con más holgura de la esperada la permanencia.

Tampoco se hubiera conseguido la salvación si el rendimiento fuera de casa no hubiera compensado el paupérrimo curso realizado en La Romareda. Son 27 puntos como local frente a los 23 como visitante. Los encuentros fuera de casa han salvado la papeleta, quizá por una cuestión de falta de presión o porque las características que tiene como equipo el Zaragoza casan más ante conjuntos más lanzados al ataque. El caso es que el curso lejos de La Romareda ha sido notable (el 7º mejor de Segunda) y debe mantenerse en el tiempo.

En cuanto a los nombres propios, tres sobresalen por encima del resto y todos, si continúan, están llamados a ser importantes en el Zaragoza. En algo más de 1.400 minutos a Pep Biel le ha dado tiempo a marcar seis goles que se han traducido en valiosos puntos. Pasó de estar en el ostracismo con Idiakez y pensarse salir cedido en invierno a ser un jugador imprescindible por méritos propios y a llevarse el elogio de los compañeros y del técnico.

Es un ejemplo de hambre y de que quiere triunfar en el fútbol, como afirmó Víctor el viernes. Parecido es el caso de Carlos Nieto, que cogió su último tren hacia el primer equipo en pretemporada, se ganó un contrato y después la titularidad.

James Igbekeme ha sorprendido por su desparpajo y calidad y se ha ganado el cariño de la afición. Su capacidad para ayudar arriba y atrás, su ocupación de los espacios y su agilidad para romper líneas le vienen como anillo al dedo al Zaragoza. Tiene mercado y a ver si continúa. Mención especial requieren también Javi Ros, un jugador muy bien valorado por todos, que ha completado su mejor campaña como zaragocista; y Alberto Soro, que poco a poco va creciendo y que está llamado a ser un puntal del equipo aragonés.