Aunque los caminos del fútbol le han llevado lejos de su querida Zaragoza, Roberto Martínez, uno de los entrenadores más reconocidos y respetados del panorama internacional, tiene una porción de su corazón en la ciudad y en el Real Zaragoza. Llegó con 16 años desde la localidad leridana de Balaguer para jugar en las categorías inferiores del club blanquillo y llegó a debutar con el primer equipo en el Vicente Calderón en el año 1993 sustituyendo a Luis Carlos Cuartero, con 21 años, pero entonces su carácter inquieto le llevó a Inglaterra, donde destacó, sobre todo, en su faceta como técnico.

Este viernes regresó a Zaragoza para compartir sus vivencias y experiencias en una charla-coloquio organizada por el Comité Aragonés de Entrenadores de Fútbol. Como explicó el propio Bob (así se le conoce en Gran Bretaña) no fue a dar «una clase maestra», sino a «abrirme, intercambiar impresiones y compartir mis experiencias», si bien también hubo tiempo para hablar del Real Zaragoza.

Roberto Martínez ve claro el ascenso del conjunto aragonés y lo bendice: «Estoy convencido de ello. En los últimos cinco o seis meses me ha gustado todo del Zaragoza, ha sido fantástico. Veo al equipo con ilusión y una gran energía. Víctor Fernández ha dado con la tecla y se estará en Primera División seguro», comentó el técnico.

Además, también recordó con mucho cariño los cinco años que pasó en Zaragoza y en la cantera. Confesó que le hacía «mucha ilusión» regresar a la ciudad «y ver a mucha gente conocida», ya que «aquí crecí como persona y como futbolista». «Vine a los 16 años como un niño a la ciudad. Soy de Balaguer, que tiene 23.000 habitantes, y se puede imaginar el cambio cultural. Es una de las experiencias que han hecho que sea la persona y el entrenador que soy hoy en día. Disfruté y aprendí muchísimo y crecí a nivel futbolístico en Zaragoza», subrayó.

Aventura británica

Pero Roberto Martínez, un entrenador lleno de experiencias y que respira fútbol, también quiso ensalzar la labor de la Ciudad Deportiva y hacer un alegato para que no se la minusvalore, especialmente en casa. «La Ciudad Deportiva trabajó muy bien y me educó de forma excelente, tanto que tomo cosas que se hicieron en aquel tiempo. A la hora de formar a nivel humano y futbolístico, la Ciudad Deportiva es una de las grandes potencias del fútbol español», destacó.

Después de su marcha de Zaragoza y de regresar a Balaguer emprendió una aventura que le llevó a Gran Bretaña, donde se ha convertido en todo un referente gracias a su excepcional bagaje en el Swansea, el Wigan y el Everton. Entonces surgió la oportundidad de cambiar el chip y ser seleccionador de Bélgica, una experiencia gratificante y con muchos retos bonitos por delante tras acabar tercero en el último Mundial de Rusia.

«Son trabajos completamente distintos. Siempre tuve el sueño de disputar un Mundial y la oportunidad de poder trabajar con este grupo de jugadores en un torneo así no se puede planear en qué momento de la carrera lo puedes hacer. El día a día es muy distinto, a nivel de selección hay más preparación y reflexión. Está siendo una experiencia fantástica», aseguró. Además, reconoció que hay «ocho selecciones» con opciones de vencer la próxima Eurocopa, «que no tiene favoritos», y explicó «la motivación» que supone para Bélgica ser «la selección número uno del ránking mundial».