Cansado de escuchar insultos y desprecios, a Borja Iglesias se le fue el dedo índice a los labios en el momento de celebrar el segundo gol del Real Zaragoza en Tarragona. No pareció gran cosa en un primer momento el gesto del zaragocista, menos directo que el de Gerard Piqué unos días atrás en Cornellá. Sí mandó callar a la grada, aunque de una forma más modosa, por decirlo así. La Liga no lo vio igual y denunció al delantero del conjunto aragonés ante el Comité de Competición «para la depuración de las responsabilidades disciplinarias oportunas», aunque nada relativo a esa acción apareciese en el acta. Ayer no obtuvo un perdón natural, pero su expediente informativo quedó archivado, por lo que el ariete podrá jugar las próximas jornadas sin temor a que una sanción caiga sobre él.

Natxo González explicó el pasado viernes que Borja había aprendido de ese momento que no se volvería a repetir, aunque también puso algo de luz a la reacción del gallego, a quien habían acudido a ver sus padres a Tarragona. Tuvieron que escuchar las mismas ofensas que su hijo, que no se aguantó en esa celebración por la que la Liga recordó en un escrito a Competición el Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol: «Tipifica, de modo general, las conductas que atentan contra la dignidad y decoro deportivos (en su artículo 89) y las contrarias al buen orden deportivo (en sus artículos 100 y 122); y de modo concreto, las provocaciones al público, en sus artículos 93 -para los casos en que se provoque animosidad en el público- y 121 -para los casos en que no se consiga provocar esa animadversión-».

«Las posibles sanciones -proseguía el escrito- para esas provocaciones varían en función de si concurre esa conducta configuradora del tipo infractor: que la provocación obtenga el propósito perseguido de provocar la animosidad del público. Si se produce, se sancionará al infractor con suspensión de 4 a 12 partidos; si no se obtiene la animosidad del público, la suspensión será de 1 a 3 partidos o por tiempo de hasta un mes. Esto siempre que el Comité considere que la celebración denunciada supone una provocación al público».

El Zaragoza respondió con un comunicado en el que mostraba «estupor y desaprobación» por la denuncia practicada por la LFP y destacaba el inadecuado comportamiento de un sector de la afición local. «El gesto de Borja no lleva implícita ofensa alguna ni falta de respeto», se afirmó en la nota del club, al tiempo que la acusación de la Liga generaba irritación en el zaragocismo.

No hubo provocación pues después de la resolución de Competición, así que Natxo González podrá repetir en Soria la misma alineación que logró la victoria en los dos últimos partidos de Liga: ante el Oviedo en La Romareda y en el citado encuentro en el Nou Estadi. Bien parecida fue la de la semana anterior frente al Lugo, cuando Verdasca todavía contaba y Grippo estaba lesionado.